jueves 28 de marzo del 2024
TEATRO 22-03-2015 11:13

Susana arrasa en la comedia con talento y gracia

El regreso de Susana al teatro con Piel de Judas resultó un suceso. Elenco sólido, escenografía imponente y correcta dirección.

Por María Clara Silles | Publicado en la edición impresa de Diario Perfil

La gran apuesta del año arribó a la calle Corrientes con todo; se subió el telón y se dio inicio a una temporada que promete. Piel de Judas no hace ruido sólo porque se trata de un tanque importado: también es el regreso después de 24 años de la diva argentina Susana Giménez a los escenarios.

El argumento es sencillo; un matrimonio de muchos años, conformado por Alexis (Antonio Grimau), un eximio violinista, y por Marion (Susana Giménez), se ve alterado a partir de la llegada de una periodista, Nicole (Mónica Antonópulos), que quiere escribir un artículo sobre las mujeres que viven a la sombra de los grandes hombres, y que encuentra numerosas excusas para quedarse con ellos más tiempo del esperado.

El guión parece hecho a la medida de la diva, quien se convierte en el timón de la obra con una naturalidad innata y se encuentra a cargo de los remates más aplaudidos. Susana no sólo se permite parodiarse a sí misma en una escena en la que debe hablar por teléfono, sino que también personifica a una mujer de carácter fuerte pero que en el fondo está llena de inseguridades. En una escena más bien reflexiva, se confiesa: "Tengo miedo de no ser querida", para dejar al descubierto el temor más profundo de los artistas (y no tan coherente con las mujeres-decorado como la que ella interpreta)... ¿Marion tiene miedo de no ser querida? ¿O Susana?

Su partenaire es Antonio Grimau, con un personaje exquisito y cargado de sofisticación teatral. El resto del elenco se luce en la medida justa: Mónica Antonópulos apuesta a la faceta cómica y, de a ratos, cumple; David Masajnik aparece casi sin notoriedad y termina por convertirse en el dueño de grandes remates humorísticos; Marcelo Serre y Goly Turilli conforman una dupla explosiva, y Alberto Fernández de Rosa lleva la actuación en la sangre y el público lo adora.

La puesta en escena es imponente. La escenografía es una casa estilo art déco cortada transversalmente por la mitad, sobre una plataforma giratoria que muestra el interior y el exterior de la mansión y que permite lucir un vestuario sofisticado, en manos de Ximena Puig. El responsable de que el engranaje funcione a la perfección es Arturo Puig, y vale la pena destacar su trabajo como director.

Piel de Judas es una clásica comedia con un humor sutil pero desafiante, y que merece ser vista y ovacionada por el motivo que más guste: por el guión, por el director, por la escenografía o por Susana Giménez. Yo me quedo con la última opción, y que siga la función.