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Ana (González) no se siente cómoda en la fiesta organizada por los Díaz Pujol y decide irse del lugar. Caminando, se sumerge en la oscuridad de la noche solitaria y tenebrosa. Pero Ana decide seguir adelante con su marcha hasta que, de pronto, unos ojos verdes, brillosos, sombríos la sorprenden tras unos arbustos. Ella no alcanza a identificar el rostro de aquella extraña presencia, pero le causa temor. Sobresaltada, trastabilla, cae al suelo y pierde el conocimiento.
Una vez que Ana está tendida en el suelo, el Lobo sale de su escondite, se acerca a la mujer, la observa, la olfatea, la estudia como lo hizo con cada una de sus víctimas… Pero ¿el amor será capaz de impedir que Ana se convierta en víctima de la bestia? ¿Podrá el “Lobo” reconocer el hombre que lleva en su interior; aquel que ama a la misma mujer a la que está a punto de atacar?
