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Marcelo Iripino, uno de los coreógrafos más reconocido del círculo artístico actual, estuvo 19 años armando los musicales para el programa de Susana Giménez. Sin embargo, después de cortar el cordón umbilical que lo unía a la diva, se animó, y no sólo armó su propio espectáculo "¿Quién te quita lo bailado?" en Mar del Plata, sino que además armó su productora Petón Producciones junto a su primo, y compró el teatro Victoria.
"Estoy muy feliz con este proyecto del teatro porque además de trabajar a full en la temporada pretendo que sea una fuente de trabajo para los artistas locales. En invierno se va a convertir en un centro cultural". Pero antes de llegar a este excelente presente profesional y anímico, confiesa que pasó por momentos de mucha angustia, como la muerte de sus padres, y remontar una situación laboral incierta.
"Alejarme de Susana fue como saltar al vacío, cuando le dije que no iba a estar más en su programa estuve llorando una semana. Los musicales en el programa ya no tenían tanta importancia y yo no tenía ganas de pasarme los días dirigiendo a la tribuna", cuenta a la revista Semanario.
Cuando el año pasado Susana festejó los 3000 programas, Iripino no formó parte de los invitados y esa situación lo volvió a golpear muy fuerte. "Yo entiendo que aquel fue un programa muy duro y que fallaron muchas cosas y que sólo ella, la número uno, lo pudo sacar adelante".
Cuando llega el momento de pensar en el futuro y la opción de volver al viejo amor se agrega en el menú de alternativas, Iripino vuelve a dejar claro por qué muchos le temen con sus declaraciones.
"Mis padres me enseñaron que antes de dar un paso atrás es preferible morirse de hambre. Hoy estoy enfocado en mí carrera y quiero ser reconocido por mi nombre; volver con Susana sería dar un paso atrás", concluye, dejando en claro que no va a retroceder nunca, y, mucho menos, a rendirse.
