sábado 14 de diciembre del 2024
Exclusivo 10-03-2021 09:02

Tamara Paganini: "Hoy agradezco que Gran Hermano me haya destruido la vida"

En una entrevista a fondo, la exparticipante del reality de Telefe relata todo lo que sufrió a causa de ese programa, como por ejemplo no tener para comer. Además reflexiona de cara a sus nuevos proyectos.

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Tamara Paganini | Web

Tamara Paganini fue una de las integrantes de la casa del primer Gran Hermano Argentina que más sufrió la fama que le otorgó la televisión. A 20 años de esa experiencia, la artista sigue apuntando contra Telefe y la productora Endemol. En diálogo con Exitoína relata las peripecias que atravesó durante dos décadas, que incluyen pérdidas de dinero, ataques de pánico, juicios, serios problemas económicos y hasta la posibilidad de quitarse la vida.

En una entrevista a fondo, Paganini cuenta cómo la obligaron a transitar un nuevo encierro, una vez que había dejado las instalaciones del reality show que conducía Soledad Silveyra en aquel 2001. Además adelanta cómo será su regreso a los medios artísticos y de comunicación.

-¿Cómo viviste Gran Hermano adentro de la casa y cómo sentiste tras posterior reconocimiento masivo?

-Adentro, por ciertos momentos me agarraba cierta claustrofobia. La casa era enorme, sí, pero el hecho de no poder salir te genera cosa. Si bien yo lloré bastante en durante el encierro, porque te sensibiliza mucho esa circunstancia también me divertí. El tema es que no podías escribir ni leer, y eso al ser humano le afecta. Con el tiempo me enteré que los nuevos GH sí lo permitían.

En el reality Seguí viví como si fuera mi casa real. Más allá de que sabía que una competencia, a diferencia de Gastón, no armé un juego. Si la gente me elegí genial, simplemente fui yo misma. Resulta curioso, pero no me había dado cuenta de toda esa estrategia de Gastón. Incluso, él debería haber ganado, por toda la arquitectura que hizo  para triunfar. Era un genio, un niñito con una gran inteligencia.

-¿Cómo te llevabas con tus compañeros y compañeras? 

-Adentro de la casa tuve agarradas, pero principalmente por cosas de la convivencia. Me enojaba porque no teníamos bidet... y cuestiones de higiene. También me acuerdo que una vez, Lorena, la primera eliminada, compró un vino muy caro y yo la re bardié. Pero, la verdad es que adentro la pasé bien, me reí mucho, lloré mucho y crecieron mucho los sentimientos hacia quienes vivían ahí conmigo, porque de pronto pasaron a ser mi familia, los veía las 24 horas.

-¿Y hoy tenés contacto con alguno de ellos y de ellas?

-Con La Pato, la cordobesa, que hoy es una de mis grandes amigas, vivimos juntas en una época. Después con La Colorada (Verónica) también forjamos un gran vínculo, para mí es como mi hermana. También me hablo con Alejandro, el que tenía el saxo, con Gustavo, el que abandonó (que era el pizzero). Con Gastón sí seguimos teniendo contacto al salir de la casa. Pero la realidad es que  él estaba se puso muy mal, la bardeada un montón y yo no podía detenerlo, más allá de mis esfuerzos. Sentía que no podía ayudarlo y no podía seguir de la mano de él. Con el tiempo se rescató y hoy labura y está bien. Ya después no seguimos teniendo mucho contacto. Pero sí me acuerdo que una vez me vino a ver al teatro con Eleonora, aunque con ella luego no volví a hablar.

-¿Y con Marcelo Corazza, el ganador?

Sí, a veces nos hablamos por Instagram o por Facebook, no tengo contacto diario pero cada tanto hablamos. De hecho, durante los dos primeros años después de salir de la casa, yo me hablaba con todos. Entonces, por ejemplo, si quería hacer mi cumpleaños, tenía que estar viendo a quién invitaba y a quién no, porque entre ellos se llevaban como el culo, entonces no los podía juntar. Por ejemplo, si venía Natalia no podía sumar a Martín, porque se iban a decir de todo. Pero más allá de las discusiones, siempre tuve buena relación con todos. Todo el mundo puede discutir con alguien y listo, ya pasó, no por eso se corta el diálogo.

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Tamara Paganini al ingresar a Gran Hermano 1

-¿Cómo te llevaste con el reconocimiento masivo?

-Fue tremendo, porque desconocíamos la magnitud del impacto del programa. Yo no sabía que al salir de la casa habría 3 mil personas esperándome. Yo pensé que me iba a encontrar con mi familia, mis amigos, pero nada más. Después me enteré que afuera de los estudios había 2 mil personas más. Tampoco me imaginaba que el público tuviera remeras con mi cara, no lo entendía.

Lo que también recuerdo de ese último día, el de la salida, es que yo había entrado al confesionario y les había pedido si me podían algo para tranquilizarme, porque no podía respirar. Estuve todo la jornada agitada y sentía que me iba a dar algo. Ellos me decían que me quede tranquila, que no pasaba nada, que respire. Imaginate al salir de ahí... con hombres y mujeres que te querían arrancar un pedazo de ropa... fue terrible.

-¿Pudiste respirar?

Sí, cuando terminé de caminar por la pasarela. Lo que pasa es que hay un montón de cosas que la gente no vio, porque no salieron en cámara. Después de aquel "desfile" me descompuse. Miraba un punto fijo y no entendía qué pasaba, como si estuviera en una película o en una nebulosa o bajo los efectos de algún ácido lisérgico. Y claro, todos querían que reaccionara, porque inmediatamente tenía que ir al estudio con Solita. Yo estaba en shock y para despabilarme me daban cachetazos, me tiraban agua. Había un productor que me decía “dale, reaccioná que hay que ir al estudio”, y otro que lo frenaba: “ ¡pará, no ves cómo está esta chica!. Hay que llamar a una ambulancia”. Un lío que recuerdo como a lo lejos, porque apenas escuchaba. Hasta que después volví en mí y entré al estudio.

-¿Te vio un médico antes de entrar al estudio o te mandaron de directamente?

-No. No había tiempo para médico. Supongo que no lo consideraron necesario. Más en esa época, no se cuidaban mucho estas cosas. Entré con Solita Silveyra, que yo la conocía únicamente por la pantalla. Acordate que nosotros teníamos una tele en la cual ella nos hablaba los días de nominaciones. Fue muy emocionante verla, porque ella era el único contacto externo que teníamos, es decir, la única cara diferente a la que veíamos todos los días. En ese momento me pareció una tierna y luego, recuerdo que hasta habló con mi familia por teléfono. Pero luego me enojé bastante con ella, pero porque creo que no entendía cómo era el medio.

- ¿Por qué te enojaste con Soledad Silveyra?

Porque me decía “son unos HDP,  mirá las cosas que hablan de vos”  y al tiempo vi una publicidad en la cual ella promocionaba la revista de GH, en donde yo estaba en la tapa, en bombacha y corpiño. Entonces, la misma persona que me había dicho “son todos una mierda, sólo se manejan por la plata, cuidate” , de pronto formaba parte de todo ese circo. Y sí, me molesté. Yo era muy idealista y eso lo sentí como una traición, como que me mintió en lar cara. Hoy, con el correr de los años, entiendo que no era ni mi mamá, ni mi psicóloga. Ella hacía su trabajo y yo era parte de él. Dos décadas más tarde te puedo decir que esa actitud no está ni bien ni mal... Algunas se prestan para eso y otros no. Pero aquello no significa que la otra persona sea mala. Lo que sucede es que una tiene que elegir qué hacer: o ser funcional a todo esa maquinaria o abrirse. Y  yo opté por el último camino. Yo quería Huir. Quería que me tragara la tierra.

-¿Huir del medio o de la gente?

-Principalmente huir del medio, porque hacía que yo no pudiera caminar tranquila por la calle. Mis peores momentos después de GH no fueron en los medios, sino en la calle. Pero, por lo que ellos generaban. Me han arrancado pelos, algunos por odio, otros porque querían llevarse un recuerdo mío... Me han escupido, a mí y a Gastón, en la calle, en un boliche. Un montón de cosas, que ahora uno con el diario del lunes, una dice “no es para tanto”. Pero en ese momento, ninguno de mis excompañeros  o excompañeras tenían una fama semejante a la de Gastón y la mía, ni siquiera Marcelo, que fue el ganador.

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Marcelo Corazza y Tamara Paganini en Gran Hermano 1

-Ustedes fueron los que ganaron más  popularidad.

-Así de claro  también lo tenía la producción. Fue por eso que a Gastón y a mí nos separaron del resto del grupo. Es decir, una vez terminado el programa, nos dejaron ver a nuestros padres, sí, pero sólo por dos días. Después, nos encerraron en un hotel durante una semana, para que nadie nos entrevistara. Todos eran libres,  incluso Marcelo. Ellos y ellas podían salir, pero Gastón y yo no, porque éramos los caballitos de batalla. Recuerdo que nos encapucharon y nos tiraron adentro de un auto.  Mientras tanto, había gente persiguiéndonos. Nos cambiaban de hotel cuando nos encontraban. No podíamos ni asomarnos por la ventana. Lo peor de todo es que nosotros no sabíamos qué estaba pasando, nadie nos advertía qué sucedía. No nos dejaban leer revistas, ni ver noticieros. Yo creía que me querían tener cautiva por un tema exclusivamente de prensa, pero jamás hubiera imaginado que el motivo real del nuevo encierro era porque ya no podríamos volver a caminar por la calle...

-¿Por qué no te explicaron la real causa de ese “nuevo encierro”?

-Supuestamente, por nuestra salud mental. Nosotros no teníamos que saber que habíamos generado tal impacto. Después, con los años, entendí que no era por eso. Ahí nos tenían controlados, en todo sentido. Gastón y yo no podíamos recibir visitas, ni salir de la habitación. Durante esos días, los productores nos sacaban a escondidas para hacer notas y  luego volvíamos. Solo salíamos para dar entrevistas y hacer fotos que había pactado Telefe.

-¿Por qué crees que vos y Gastón despertaron ese fanatismo desmedido?

-Creo que los dos personajes que eligieron era más bien arquetipos, porque la irreverencia en general llama la atención. Puede gustarte o no, pero "si ladran Sancho es porque cabalgamos". Para mí  el medio era un mundo desconocido. Yo no casi no consumía televisión. Es más, ahora tengo tele, después de 9 años y porque mi novio me super insistió para poner el cable. Es más, yo jamás pedí un autógrafo. Recuerdo que el último día en la casa Gastón  me dijo: “ay boluda, vamos a salir. Imagínate si te subís a un bondi y te piden un autógrafo, ¿vos qué hacés?”.  Y yo re descreída, le contesté: “Ay ¡cállate boludo! Qué nos van a pedir autógrafos. Me bajo del bondi si pasa eso”.  Y cuando salimos había 3 mil personas con nuestras caras en las camisetas... Así empezó la locura. 

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Tamara Paganini y Gastón Trezeguet

- Después de la situación en el hotel, qué pasó con tu vida?

- No pude salir de mi casa durante meses, por eso me mudé a Córdoba. Encerrarme allá  fue la única opción, porque no podía caminar por la calle, no podía entrar a un comercio. Un director de teatro me dio bigote, barba y pelo postizo. Empecé a disfrazarme de hombre, pero aunque te camufles, no sirve... Yo estaba rubia cuando entré a GH, pero cuando terminó el reality, me teñí de marrón y me corté el flequillo. Recuerdo que cuando salí de la peluquería me puse lentes de sol bien oscuros y me fui caminando desde Palermo hasta el obelisco. Caminaba y lloraba con congoja, porque ¡estaba pudiendo ser libre, sin que nadie me hablara! ¿Sabés la cantidad de noches que me desperté a la madrugada por tener pesadillas? Esos sueños con muchas voces que decían mi nombre. "¡Tamara! ¡Tamara! ¡Tamara!".

-¿Cuánto duró esa locura de tratarte como un Beatle?

- Duró  mucho... por ejemplo, en una oportunidad en el año 2005, ya viviendo en Carlos Paz, iba caminando de la mano con la hijita de mi exnovio. La gente me reconoció, se me tiró encima y me arrancaron a la nena de la mano. Las personas me arrinconaron contra una mesa y  yo quedé apoyada debajo, aplastada. En tanto, mientras algunos me decían te amo, otros me gritaban puta o me tiraban del pelo. Era una mezcla de todo... tuvo que intervenir la policía, como en otros tantos episodios. Lo que más recuerdo es que yo gritaba " ¡la nena! ¡La nena!. Después salí de ahí con un ataque de pánico.

- ¿Estas situaciones de asfixia sólo las padecieron ustedes? ¿Qué pasó con el resto de los exparticipantes?

Quizá a Gastón  y a mí  nos sucedió por más tiempo, pero a los demás también. A La Colo la tuvieron que sacar con una grúa del shopping. Otro momento que se me viene a la mente fue una situación en Av. Libertador. Ahí  una vez se paró el tráfico porque se dieron cuenta que yo estaba adentro de un auto. Entonces, cuando el semáforo se puso en rojo, dos autos frenaron adelante y algunos de costado. Un hombre se bajó del auto y empezó a golpearme la ventanilla a los gritos. De pronto, todos los conductores y conductoras de los vehículos estacionados se bajaron, dejaron sus autos abiertos y se abalanzaron sobre el remis en donde yo estaba. Quedé tirada en el piso, con un ataque de nervios. El remisero, pobrecito, temblaba, con el auto abollado y  encima, no podía arrancar. En esa oportunidad vinieron los bomberos. No sabía lo que eran los ataques de nervios hasta que entré a Gran Hermano.

- Cuándo estabas en la casa, ¿ cómo imaginabas el después?

- Yo me imaginé que sería algo diferente. Creí que cuando saldría de ahí y quedaría algún dinero, porque mientras estábamos dentro de la casa nos pagaban algo todos los meses. Antes de Gran Hermano yo ya trabajaba en un bingo, aunque la producción se centró en la bailarina, un trabajo anterior. En esa época no estaban las pole dancer, entonces la gente no sabía si eran bailarina o puta. Te escupían y te insultaban.

- Hubo una ganadora de GH, Viviana Colmenero, que fue trabajadora sexual, ¿no es incongruente la reacción de la gente?

-Fijate que no, porque Viviana fue prostituta, pero ella no hablaba sobre eso. O al menos, no hablaba todo lo que hablaba yo. Quizá lo que yo  decía era más jugado. Ahora lo entiendo así, antes no entendía por qué todo el escándalo. Viviana tenía un perfil más bajo, entonces quizá no contó historias en particular o no contaba qué pensaba de eso. Era como más callada, más reservada o tímida. No sé. Sin embargo, yo no era puta, pero tenía conversaciones sobre los tamaños del pene. Yo nunca me imaginé que se armaría ese escándalo, porque eran y son temas de charlas entre amigas, cosas normales.

- ¿ Y por qué pensás que generó tanto revuelo hablar sobre penes?

- Quizá eso se hablaba en otros ámbitos, pero no en la tele. El tema es que yo fui a vivir a GH, no fui a la tele. Además no podés estar la 24 horas posando porque hay una cámara grabándote. Lo que se muestra ahí es lo que sos. Excepto para los que realmente fueron a jugar, por ejemplo Natalia Fava, Gastón o Eleonora.

-¿Natalia fue a jugar?

-Ella entró queriendo ganarse un espacio en la tele. Quería ser famosa y después se relajó. Me acuerdo que  un día tuvimos que limpiar la pileta y ella apareció con un vestidito tejido super sexy y anteojos espejados. Nos reímos tanto que recién ahí se relajó, se puso un jogging y se puso a limpiar. Pero ella ingresó para trabajar en los medios.

- En un momento me dijiste que "renegaste mucho tiempo de ser Tamara Paganini", ¿a qué te referías?

-Durante muchos años odiaba ser yo. Tener que estar obligada a ponerme a hablar con alguien, a darle un autógrafo o a comerme una puteada sino lo hacía. Por eso opté por dejar de salir, literalmente. En un tiempo adopté la práctica de maltratar a los demás, pero me hacía peor. Los gritos y los llantos que tiene mi almohada, no te lo puedo explicar. 

-Después de GH, ¿conseguiste trabajo?

-Mi idea era volver a trabajar en el bingo. Pero era imposible, porque en donde estaba yo se juntaban mil personas y te rompían todo. Llegué a un nivel terrible. Estaba alquilando un departamentito en Carlos Paz, que en realidad no estaba pagando el alquiler porque no podía. Me habían cortado el gas, porque no lo podía pagar. Un amigo me prestaba plata para que compara arroz. Además, yo también tenía una actitud de no aceptar ayuda de nadie, era muy orgullosa. Tuve que tratar esa idea de que por pedir ayuda no soy una inútil. La pasé muy mal.

-¿Qué hiciste con el dinero del premio?

-Cuando salí gané 39 mil pesos, que por el 1 a 1, eran 39 mil dólares. Yo entré con la ilusión de comprarles un departamento a mis viejos. Pero no me alcanzó para eso.  Entonces, yo me quedé con 9 mil dólares ( casi los gasté en taxis y remises). Lo demás se lo di a mis papás, para que invirtieran y de hecho pusieron una barra en un boliche. Fue un proyecto con ilusión, pero justo cayó todo el caos de De la Rúa. Ellos quebraron, perdieron todo y quedamos en la ruina. 

- ¿En ese momento comenzó tu búsqueda laboral?

- Sí. Me acuerdo de un caso. Mandé el CV, yo tenía 31. Estaba emocionada porque alguien quería entrevistarme. Cuando llegué al lugar, había otras chicas y todo se convirtió en un tremendo lío. Me fui llorando de ahí, porque la gente me corría. Después llamé por teléfono a la empresa  y conté lo que me había pasado. Pactamos una nueva cita, pero esta vez iría yo sola. A esas instancias, yo estaba desesperada, no tenía para comer. Recuerdo que había unas berenjenas podridas en la heladera y mi amiga La Pato, las había tirado. Claro, cuando fui a buscarlas y no las encontré, le dije: "Pato, es lo único que hay para comer". Entonces abrimos la bolsa de basura y  las sacamos. A la semana siguiente yo tenía la entrevista. El hombre que me entrevistó me preguntó todo sobre GH. Si bien yo estaba harta del tema, le conté todo, pero porque quería caerle bien y necesitaba el trabajo. Después de un largo rato me dijo: “el puesto era  para una mujer de hasta 28 años". A lo que le respondí: " Yo en el CV mi edad ¿para qué me llamó?".  "Porque queríamos conocer a Tamara Paganini de Gran Hermano”, me respondió.  Ahí se me vino el mundo abajo y entendí que nunca más iba a poder salir de Tamara Paganini y que jamás conseguiría laburo. Sentí que se me había acabado la vida. Y ahora, qué hago, cómo vivo.

-¿Y trabajar en los medios, no fue una opción?

-Yo cuando salí de GH me ofrecían todo. Cine, teatro, TV, radio. Pero yo sólo quería irme a mi casa. Si los medios habían provocado  que mi vida fuera intolerable, no seguiría ahí. Yo creía que en algún momento se desinteresarían por mí. Tanta gente quiere ser famosa, por qué iban a insistir conmigo. Después entendí que no era así, que yo al negarme estaba generando aún más interés. Mis fotos salían más caras que las demás. Eran conceptos que no manejaba. Yo no sabía que me podían pagar por estar en un boliche, por ejemplo.

-Y ante la necesidad, ¿ qué hiciste?

-Empecé a vivir de presencias, a presentar concursos en boliches. Ahí también pasé situaciones de abuso. He salido con las teas y el culo lastimado de un boliche. La seguridad de esos lugares siempre se desbordaba por la euforia de la gente. Si  este tsunami de fama le hubiera pasado a Natalia (Fava) ella sí lo hubiera capitalizado. Pero yo entré con otra cabeza, quería seguir viviendo mi vida, entonces, me explotó una bomba en la cara y me hizo daño. De todos modos, creo al día de hoy, que si no hubiera tomado esa decisión, me hubiera suicidado. Igualmente, los medios nunca me dejaron en paz. Pero con la terapia entendí que nunca voy a dejar de ser Tamara Paganini. Tengo que vivir con lo que generé yo y con lo que generaron de mí. Por eso siento que es tiempo de volver.

-¿Pensaste en irte afuera?
-Mil veces. Estuve apunto de irme a vivir a México, pero no tenía un mango y estaba muy temerosa. Además, en mi vida privada había cuestiones. Mis viejos no estaban bien. A mi hermano le han pegado por ser mi hermano, a mi papá le gritaban de todo. Yo cargaba con la culpa de haberles jodido la vida.

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Tamara Paganini

- ¿Cómo fue el juicio contra Telefe por violencia mediática?

-Trece años duró el litigio. Hubo muchas vueltas legales. Me ofrecían plata y yo lo único que quería era que me pidieran perdón en la tele y que reconozcan que me habían hecho daño. El idealismo de la juventud. Fui contra DirecTV  Endemol, Telefónica y Telefe. Yo no quería arreglar y creo que la terapia también me ayudó a darme cuenta de que estaba luchando contra un imposible. Lo que yo quería no iba a suceder. Entonces, con todo el dolor del alma, un día me senté y llegamos a un acuerdo entre partes.

- ¿Te alivió terminar con la batalla legal?

- Me ayudó a soltar. A decir bueno, ‘ya está, ya pasó. No fue como yo quise’. Fue injusto, me hicieron daño y bueno, la vida es así.

- Puntualmente, ¿ a qué te referís con "daño" ?

- No cuidaron su " producto" y resulta que ese producto éramos nosotros, personas. Entonces, en los medios decían cualquier cosa de mí y nadie hacía nada... Para la gente, lo que decía Rial era palabra santa. Yo siempre fui libre y hablé de todos los temas. Pero, los programas al referirse a Tamara lo hacían desde GH mostrando cuando opinaba de sexo o cuando puteaba. Se centraron en una faceta  de mí y no soy sólo eso. 

-¿Te sentiste cosificada como producto sexual?

- No sé… No quiero hablar mucho del feminismo. Me parece que el sentirse o no un objeto para el otro también pasa por la educación que las madres les dieron a sus hijas. Muchas de las cosas terribles que suceden son producto de la cultura machista, que también incluye a las abuelas que nos criaron y que no supieron cómo hacerse valorar o cómo salir a tiempo.

- Lo pregunté en relación al personaje que construyeron con tu imagen.

-Pero imagínate que yo, la palabra que más escuchaba en mi vida era “puta” y además tenía un apodo, “putamara” ¡Es tremendo! Es tremendo si hubiese sido puta o no.

-El problema es la carga violenta que le ponen a la palabra.

-Exactamente. La verdad, no me interesa en absoluto lo que piensen de mí. Pero, de ahí a que vengas a gritarme "puta" en la cara, hay un abismo. A mí qué me importa qué opinás de mí, ¡dejá de agredirme!  Los insultos y las situaciones más feas que viví fueron con mujeres.

- ¿Cómo hubiese impactado una "Tamara" en la actualidad, si GH estuviera al aire?.

-Qué difícil… Creo que muchas más mujeres me hubieran apoyado y no me hubieran odiado tanto. Hoy las chicas son como yo era a los 27.  Se animan a hablar y a decir lo que piensan. Quizás, si hoy entra a Gran Hermano una chica de 27 años igual a mí, supongo que no generaría tanto revuelo. Sinceramente, yo no tenía conciencia de que las mujeres se animaban tan poco.

- ¿Algo que te gustaría agregar?

- Después de todo… Haber entrado a Gran Hermano y vivir todas las consecuencias que sufrí al salir, me convirtieron en la mujer que soy. Gracias a GH soy la persona que soy,  alguna manera… Es raro. Es lo peor que me pasó la vida y fue lo que más me destruyó. Me destruyó a cero  y me tuve que reconstruir. Pero hoy doy vuelta la página y estoy con ganas de volver. Ahora entiendo cómo es el medio.

- ¿Cómo será tu vuelta?

- Quiero volver despacito, quiero hacer las cosas bien. No quiero que se armen quilombos. Quiero volver tranquila, dedicarme. Deseo actuar, algo que nunca dejé de hecho. Eso es algo que también me trajo haber entrado a Gran Hermano sin querer. Cuando ya no tuve dinero empecé a hacer presencia y en cierto momento me asusté porque me pasaban muchas cosas feas… Y me ofrecieron una obra de teatro. Y desde que me subí esa primera vez a aquel escenario con René, no me pude bajar más.

¿En qué año fue?

- Mediados del 2000. Hice “Bombones y Champagne”. Estaba Raúl Taibo, Beatriz SalomónAnabel Cherubito, a quien reemplacé… Fue una experiencia maravillosa. A partir de ahí empecé a estudiar teatro. Hoy es mi vocación. Creo que me salvó. De alguna manera, hoy puedo agradecerle a Gran Hermano que me haya destruido la vida. Agradezco que haya sido lo peor que me pasó, no sé cómo explicarlo… Costó un montón. Y tuve bajones, por ejemplo, cuando nacieron mis hijos y luego murieron... Recuerdo que salieron notas  sobre eso, hablando estupideces, inventando cosas y yo que seguía con este dolor inmenso.También me acuerdo de un fotógrafo que me acosó y como yo le gritaba, para que me dejara en paz, dijo: ‘Tamara no habrá quedado bien de la cabeza, lo que pasa es que se le murieron los hijos’… Diciendo con esa libertad  que yo había enloquecido tras la muerte de mis bebés. Ahí volví a caer, mi psiquiatra me tuvo que agarrar de los pelos para levantarme.

¿Alguna vez pensaste en adoptar?

-En su momento, sí. Cuando no podía quedar embarazada. Para mí estaba totalmente abierta esa posibilidad. Es más, yo quería tener un hijo biológico primero y después, quizás, sí adoptaba. Hoy, después de todo lo que pasó decidí que no. Ya pasó. Hubiese sido lindo si funcionaba, pero estoy camino a los 50.  Estoy con Sebastián, mi pareja, hace nueve años y estamos muy bien, recuperados. Pasaron cosas que podrían habernos separado pero, sin embargo, la adversidad nos juntó mucho más. Logramos una relación super sana. Hay otro secreto… No convivimos, pactamos no convivir. Tal vez, cuando seamos viejitos y sea una cuestión de necesidad, ahí veremos. Pero por ahora, la no convivencia es uno de los mayores secretos en la pareja.

Los proyectos actuales de Tamara Paganini

“Después de 8 años vuelvo al teatro. El próximo 13 de marzo estreno una obra con Antonio Leiva en el teatro Empire, estoy muy emocionada. Cuando una cambia la energía empiezan a llegar cosas que hacían falta. En principio este papel iba a ser para mi amiga Sandra Villarroel, pero ella está con mucho trabajo y eligió darme la oportunidad. Por mi parte, sentí que ya era el momento. Es una obra clásica situada en 1920”, relata la ex GH a este medio.

“Además estoy preparando un programa de radio también para marzo, algo que no implica tanta exposición. Tomo clases con Alejandro Scarzo (de radio) y me está ayudando mucho a armar el proyecto. Será un magazine y apuntará a un público de 30 para arriba, con música delos 80 y los 90”, agregó Tamara en diálogo con Exitoína.

“La verdad es que las cosas que me pasaron cuando salí de GH fueron terribles. Con mucha voluntad y esfuerzo, durante estos últimos 8 años sané. Tengo el proyecto de escribir un libro con toda la historia, con todo lo que me pasó adentro de la casa y afuera. Con detalles que la gente no tiene idea. Las personas creen que sos famosa, que la vida te sonríe, que estás llena de guita y no siempre es así. Cuando te pasan cosas horribles decís 'tengo que escribir un libro'. Te digo que podría hacer una serie”, sentenció Tamara Paganini.

S.G./L.L.

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