Compartí esta nota
Ayer por la noche en Gran Hermano fue el reencuentro de Romina Uhrig con sus hijas Mia, Felicitas y Nina, conmovida y emocionada hasta las lágrimas le confesó a Santiago del Moro con la ayuda de quién contó para soportar durante tantos meses la ausencia de sus hijas.
Encerrada hace 5 meses en el reality, la visita de sus hijas probablemente indique un punto de inflexión en la participación de la jugadora, y más ahora, en la recta final del programa. A corazón abierto habló con el conductor, se sinceró y le expresó: "Me agarraban momentos de mucha angustia, tristeza. Me agarraba varias veces de las manos, en la pileta. Por suerte tenemos a los psicólogos, porque sino estuviesen los psicólogos yo no aguantaba. Sin su ayuda, yo me iba".
Sin poder creer la sorpresa e impactada del buen recibimiento de sus hijas, pese a los meses transcurridos, agregó de forma efusiva: "Mía está más alta que yo. La gorda me dice todo, 'mamá te amo'. Feli me preguntó de todo… Yo tenía ese miedo cuando hablaba con el psicólogo, el tema de las nenas".
La ex diputada, se mostró feliz al escuchar que sus hijas, con el cuidado de un mayor, todo el tiempo que pueden la ven a través de la pantalla: "Me ven todo el tiempo, y uno no toma consciencia de eso. Nosotros estamos acá encerrados y es como que no nos ve nadie… Te sentís muy solo. Hubo muchas veces que quería saltar la pared, me quería ir porque sentía que no aguantaba", continuó.
Por último, asombrada y orgullosa de su permanencia en Gran Hermano, cerró: "No puedo creer que esté acá todavía. La primera semana fue tremenda, no aguantaba sin las nenas, ahora ya pasaron casi cinco meses, es increíble".
A.A