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Ernestina Pais volvió a la televisión de la mano de Ernestina y el otro país (Net TV). En una entrevista a fondo con Exitoína, la periodista dio detalles su nuevo ciclo, pero también se refirió a una multiplicidad de temas. En ese sentido, opinó sobre el inicio de la carrera política de su colega Carolina Losada, de las chicanas con Diego Brancatelli y de su paso por Intratables (América TV). “Aprendí mucho en ese programa y también gané una gran amiga, Débora Plager”, afirmó.
Además, la conductora recordó a Jorge Guinzburg y afirmó que Jey Mammón es su sucesor. “Tiene chispa y a la vez pensamiento crítico”, determinó con entusiasmo. Por otro lado, la expresentadora de Caiga Quien Caiga (El Trece y Telefe) explicó que en más de una oportunidad estuvo expuesta a comentarios machistas. “Me han dicho que tenía que hacerme las tetas, que estaba muy gorda y que era muy flaca”, expresó.
Por último, la dueña del restaurant Milion y actual estudiante de sociología reflexionó sobre la difícil situación que atraviesa el sector gastronómico y sobre el contexto adverso devenido de la pandemia. “Si en septiembre 2020 no levantaban las restricciones, nosotros cerrábamos el local”, aseveró.
- A principio de año te fuiste de Intratables (América TV) ¿Extrañás?
-Fue una hermosa experiencia. Nunca me pasó de tener que pelearme con alguien al aire, porque siempre fui conductora. Ahora bien, en Intratables son los panelistas los que le meten el picante. Justamente por eso, en más de una oportunidad cometí errores en vivo, por querer apurarme y dar una repuesta, pero también, en más de una ocasión, me comí alguna agresión gratuita.
- ¿Qué te llevás de ese programa?
- Aprendí mucho y gané una gran amiga, Débora Plager. Por otro lado, tengo muy buena relación con Fabián Doman, que es muy respetuoso y buen compañero. Sí, no peleábamos frente a cámara, pero era solo eso: discusión laboral. La realidad es que soy muy inquieta y ya había cumplido un ciclo ahí.
- ¿Qué opinás de la candidatura de Carolina Losada, tu excompañera?
- Con Caro tengo un excelente vínculo. Pienso que su postulación desmitifica un poco esta cuestión de “hay un periodismo militante y uno no militante”. Lo cierto es que todos tenemos un pensamiento y aquello tiñe nuestras opiniones, queramos o no. En un momento me reía, porque ella con Diego Brancatelli siempre tenía el latiguillo del “periodista militante” y él se la contestó (risas). Hay que dejar de tenerle miedo a la ideología. Me pareció super bien de su parte que se bajara de un programa de debate político teniendo posiblemente un cargo. Está buenísimo desde su actitud.
- ¿Estás de acuerdo con que se haya lanzado a la política?
- Totalmente. Elogio y defiendo a cualquiera que quiera involucrarse. Pero, me reía con lo que te contaba, porque ya me imaginaba la chicana. Me decía a mí misma “Branca se la va a devolver porque se la bancó durante varios años”. Lo cierto es que la felicito y la aplaudo. Si es con compromiso, espero que le vaya muy bien.
- Parece que hay una especie de revolución y la TV salta a la política, como si fuese un espacio de retroalimentación, ¿qué opinás al respecto?
- Acá lo que tenemos que saber es que detrás de todo esto hay empresas. El actor o el periodista es quien pone la cara, pero sepamos que muchos intereses de las grandes empresas están representados en la política. Entonces, pensar que los políticos son seres que bajan de otro mundo, resulta errado.
- Pero de pronto, además de Carolina Losada, aparecen en el plano de la política Cinthia Fernández, Viviana Canosa y Oscar Ruggeri.
- Viviana Canosa hizo y hace política al aire todo el tiempo. Tiene convicción. No tengo por qué desmerecer a quienes aspiran a un cargo. Ahora bien, que estas personas sepan que la verdadera política es comprometida y no te deja lugar para muchas otras actividades. Por eso destaco lo de Caro, que se fue de un diario televisivo.
- Si te proponen un cargo político, ¿lo agarrarías?
- No. Lo que me interesa de la política es la acción social. De hecho, empecé a estudiar sociología en la Universidad de San Martín, porque luego quiero anotarme en una maestría en políticas públicas, que es lo que yo ya hago en el Barrio 31, aunque de forma amateur. Busco formarme y meter contenido, para que todo llegue mejor a quien tiene que llegar.
- En otro orden de ideas, ¿trabajarías con Jorge Rial?
- Él me parece un gran conductor. Calculo que debe estar atravesando un proceso personal muy fuerte, el cual lo llevó a irse de Intrusos y después a cortar el programa TV Nostra (ambos ciclos de América TV). En relación a tu pregunta, la verdad es que ahora quiero conducir. Como comunicadora hoy me interesa hablar con la gente y transmitirle un mensaje de ayuda y esperanza. Ojo, no al estilo Ivana Nadal (risas). El debate, la crítica, la pelea, para mí ya pasó. Rial ahora no entra en mi radar, porque estoy haciendo el programa que quiero hacer.
Ernestina y el otro país, el nuevo programa de la conductora
- ¿Cómo describís tu presente?
- La verdad es que le agradezco mucho a la vida, porque de manera ininterrumpida, salvo el año que padecí los ataques de pánico (2011), siempre tuve trabajo y conocí gente maravillosa. Mi presente me encuentra a cargo de mi restaurant, Milion, y conduciendo Ernestina y el otro país, a través de Net TV. No paré de trabajar en toda la pandemia, salvo los dos meses entre Intratables y mi nuevo ciclo. Estoy muy agradecida a nivel personal, pero muy preocupada a nivel colectivo, no me puedo abstraer del contexto. Trabajo en el Barrio 31 y veo otras realidades.
- ¿Llegás al Barrio 31 después de tu participación en Bailando (El Trece) en 2016? Entiendo que “tu soñador” tenía un sueño relacionado con él.
- Claro. El sueño consistía en construir un espacio en donde ensayara la murga del Padre Mujica, que está en el Barrio 31. No ganamos, pero lo cumplimos igual y desde ahí jamás perdí contacto. En pandemia, por ejemplo, ellos estuvieron en un aislamiento comunitario y con la gente de mi barrio, La Lucila, juntamos de todo. Sorteamos pizzas, llevamos ropa, juegos para los nenes y libros, porque allá hay mucho hacinamiento. A mí las angustias me agarran cuando me toca salir y veo la situación de locales cerrados, personas en la calle, mis amigos que se van que no tienen laburo…
- ¿De qué se trata tu nuevo programa, Ernestina y el otro país?
- Es un ciclo maravilloso. Es importante porque visibiliza realidades. Todos los sábanos nos reunimos con emprendedores que nos cuentan sus historias. Cómo salieron adelante en la pandemia o mismo, cómo iniciaron sus proyectos en este período. También participa algún famoso emprendedor. En la primera emisión estuvo Malena Guinzburg. Es el único programa de la tele en donde estrellas son gente anónima para el común de las personas. Son historias de vida esperanzadoras.
-Imagino que hubo repercusiones en los espectadores, porque más de una persona se habrá sentido identificada con estas experiencias en pandemia.
- Nos llegaron muchos mensajes a través de las redes, @ernestinayelotropaisok y @ernepais. Todos y todas nos agradecían porque escucharon relatos inspiradores. Hay muchos que bajaron los brazos y ven de pronto que otros pudieron salir adelante. Ojalá la gente se anime con eso a dar el paso y a apostar de nuevo.
Ernestina Pais sobre el impacto de la pandemia: “Casi cerramos el restaurant”
-El programa lo graban en tu restaurant, ¿Por qué?
- Porque yo formo parte de esto también y sufro, como todos, esta enorme crisis. Lo vi como una linda manera de que el público sienta que estamos en la misma. Si en septiembre 2020 no levantaban las restricciones, nosotros cerrábamos el local.
- Pero pudieron salir a flote.
- Sí, entre tanta adversidad, finalmente pudimos sostener a Milión. Pero no quiero dejar de decir que tengo muchos amigos en el rubro que cerraron sus puertas o la pasaron muy mal. Este es un pedido real: el sector gastronómico necesita ayuda. Sólo hay parches y eso no alcanza para sostener los emprendimientos familiares. Es muy doloroso perder los ahorros.
- En ese marco, ¿Qué le dirías a Alberto Fernández?
- Creo que no se trata solamente de Alberto Fernández. A mí, por ejemplo, me tocó pelearla mucho en Ciudad de Buenos Aires. Creo que en un primer momento se hicieron las cosas super bien, cuando se tomó la decisión del aislamiento total. Era emocionante ver cómo la gente acató la orden. Después, aparecieron las necesidades particulares de cada sector.
- Entonces, ¿No le dirías nada al presidente?
-Sí. Le diría que un buen gesto hubiera sido no aumentarle el sueldo en un 40% a los políticos en plena pandemia. Más aún cuando sabemos que muchos funcionarios cobran muy buenos salarios y además tienen negocios privados. En estos momentos se ve el egoísmo. Pero ojo, no creo que sea sólo Alberto Fernández, creo que un gobierno también está integrado por los que están en la otra vereda. Oficialismo y oposición, porque se toman decisiones a nivel nacional y provincial. Es responsabilidad de una clase política y de toda la ciudadanía a la hora de emitir un voto.
- En lo personal, ¿cómo te afectó la pandemia?
- Tengo bajones como todos. Perdí amigos por el coronavirus, por suerte nadie de mi familia directa. El año pasado fallecieron dos de mis socios en el restó. No se murieron de Covid, sino de angustia.
- ¿Qué les pasó?
- A una de mis socias le agarró un ACV, de la noche a la mañana. Por otro lado, a mi otro socio se le disparó una enfermedad que tenía dormida. Creo que todas esas cuestiones tienen que ver con este contexto. Con lo cual, mi única manera de entender la vida es: ante la adversidad, ir para adelante.
- ¿Qué es lo que más te angustió?
- Varias cosas. Una hace como que nada pasa y de pronto ves que las cosas no están bien. Por lo menos cuatro amigos se fueron a vivir afuera. También tengo amigos que me piden laburo. Todo está muy difícil.
- ¿Cómo expresás la tristeza?
- Me cuesta mostrar momentos de vulnerabilidad. Cuando estoy mal, en realidad parece que estoy enojada. Escondo la tristeza con el enojo y me pongo más belicosa. No soy una persona que te va a decir “Escuchame porque estoy triste”. Será una cuestión de autodefensa, calculo.
-Durante la pandemia, ¿conociste a alguien? ¿Cómo está el plano amoroso?
- (Risas) La pandemia me agarró con algo ahí, pero la verdad es que en esta última etapa estuve más introspectiva. Para empezar, no tengo tiempo de nada. Conocer gente nueva, en este momento, me da un poco de cosa. Mis salidas son a mi propio restaurant, sitio en donde ya me conocen todos. Algo que noté, y que siempre hago bromas al respecto, es que Instagram es el nuevo Tinder ¡Me mandan muchos mensajes por ahí! Pero no respondo porque no conozco a nadie por redes.
- ¿Por qué esa negativa a conocer gente por redes sociales?
- Porque hay que cuidarse. Honestamente, no tengo tiempo. Empecé sociología, un nuevo programa, estoy a cargo de Milión y tengo un hijo de 17 años ¡Todo es un lío! (risas). Además, no tengo ganas de que me cuenten nada nuevo. En pandemia mejor viejo conocido.
La biblia y el calefón, Mañanas informales, Jorge Guinzburg y el machismo en los medios
- Trabajaste con Jorge Guinzburg en La biblia y el calefón (El Trece), ¿cómo fue participar ahí? ¿cómo te llevaste con el machismo de los medios?
- Para la época, yo era una cronista fuera de lo tradicional, por la vestimenta y las expresiones. Como a todas, en su momento me han dicho desde que tenía que hacerme las tetas hasta que estaba muy gorda o muy flaca. Hubo productores de la tele que me dijeron “Ernestina, tendrías que bajar unos kilos”.
- ¿Cómo recordás tu llegada a Mañanas informales (El Trece)? ¿Estuviste expuesta a alguna situación de “machismo puro”?
- Voy a contarte algo y va con todo el respeto hacia las modelos, porque las amo. A Jorge le habían dicho “vos no necesitás al lado una chica que sea periodista. Vos tenés que tener al lado a una mina que esté buena y que no te opaque”. Y Jorge miró a ese tipo y le dijo “yo lo que necesito es a una persona que, si tengo una crisis asmática y me tengo que quedar en mi casa, pueda llevar adelante el programa”.
- Intenso.
- Sí, pero había muchos comentarios así. Me acuerdo cuando Benicio, mi hijo, dejó el pecho, lo dejé de llevar al canal. El nene se quedaba en casa con el padre o la abuela y yo me iba a hacer las 3 horas diarias de vivo. En varias oportunidades, algunos varones me consultaban “¿y tu hijo con quién queda?” y yo les respondía: “Y el tuyo, ¿con quién queda?”. A una mujer se le preguntaba en dónde dejaba al hijo, pero a un hombre jamás. Soporté dichos muy fuera de lugar.
- ¿Y cuál era el rol de Jorge en ese contexto?
- Siempre fui muy defendida por Jorge y en muchos aspectos. Después, cuando fui más grande y cuando tuve una carrera más consolidada, ya me era más fácil defenderme. Igualmente, a nivel laboral, siempre me dieron muchísimas oportunidades, las cuales acompañé con mi desempeño. Tuve la suerte de tener a un gran compañero como Jorge que justamente buscaba alguien con quien se pudiera divertir. Él siempre hizo brillar a sus compañeros.
- Ocupó un rol clave.
- Sí, porque fui muy cuidada por él. Eso me permitió formarme un nombre y eso me llevó a no tener que aguantar boludeces. Es cierto que es mucho más difícil para las mujeres que para los hombres insertarse en el medio. Lo podemos ver con la desigualdad en las remuneraciones y con la mirada en relación a la estética ¿Cuántos conductores hay con sobrepeso y pelados en la TV? Ahora bien, imagínate en la tele a una mujer que no se tiña el cabello y que tenga canas…
- ¿Hay algún sucesor o alguna sucesora de Jorge?
- Para mí, claramente el sucesor es Jey Mammón. Es algo que yo ya sabía, porque somos amigos, pero ahora él se lo está demostrando a todos y a todas ¡Es un tipo tan talentoso y tan cálido! Cuando hacíamos radio juntos, lo veía sacar las canciones en un minuto y le decía “¡cómo no mostrás esto!”. Hoy se está luciendo. Jorge te hacía reír, pero también se ponía serio. Creo que, salvando las distancias porque todos somos distintos y nunca nadie reemplaza a nadie, él va por la misma línea. Jey es una de esas personas que tiene chispa y a la vez pensamiento crítico.
Ernestina Pais y la conducción de CQC (Caiga Quien Caiga)
- Tras la salida de Mario Pergolini llegaste a la conducción de CQC, un programa prácticamente dominado por hombres.
- No había mujeres al aire, pero sí tenía grandes productoras trabajando ahí. No olvidemos que yo también estuve en la Rock and Pop, una radio machista. De hecho, si miramos la programación, salvo en algunas excepciones, los conductores son en su mayoría varones. Hay una cosita ahí que todavía tenemos que revisar. Igualmente, fui super bien tratada en Caiga. Siempre todos se dirigieron hacia mí con mucho respeto. Me sentí muy bien. Ojo, yo participaba en todo: reuniones de guion y demás, no es que me sentaba y ya está.
- ¿Se podría volver a hacer un CQC?
- Como yo lo viví, con ese nivel de producción increíble, no lo creo. Lo que pasa es que hoy la pauta está muy diversificada. Es decir, antes una marca sí o sí tenía que anunciar en TV. En la actualidad, una firma pone un poquito en tele, otro en Instagram y otro en YouTube. Yo ahora me veo más en un documental para Netflix, que en un programa para la televisión de ese estilo. Si CQC volviera tendría que ser con documentales de nuestro país.
- Pero, ¿el público está preparado para encontrarse con esa tensión política, medio en broma medio en verdad?
- En este contexto pandémico, no hay ánimos para el tipo de humor corrosivo que tenía Caiga. Por un lado, no creo que la gente en medio de una manifestación, porque no tiene para comer, quiera prestarse a hacer un chiste. Por otro lado, los políticos en esa época aún vivían una especie de “luna de miel”, ya que la vuelta de la democracia no estaba tan lejana y además era “el 1 a 1” (un peso igual a un dólar). Lo complicado llegó después… y hoy las cosas están muy caldeadas.
Sofía Granato