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Muchos lo recordarán por "Palmiro Caballasca", el niño que decía "me hierve la cabeza" en la ficción infantil Jacinta Pichimahuida, emitida en el año 1977. Su nombre es Alejandro Lamarque, un actor que si bien hace unos días comentó a voces su dramático presente, hoy salió en los medios para contar la crudeza de su presente y conmovió a todos.
Hoy su vida está muy lejos de la televisión y más cerca de los problemas, dado que padece de ceguera, vive en una pequeña casa precaria en San Vicente (Provincia de Buenos Aires), su situación económica es alarmante dado que no tiene trabajo ni ingresos y la peor parte, no cuenta con la medicación necesaria para hacerle frente a los distintos problemas de salud, entre ellos la diabetes.
Bajo este cuadro alarmante en la vida de Lamarque, el actor confesó a corazón abierto en diálogo con Nosotros a la mañana (El Trece): "Me quedé ciego hace un año. Me dejé estar y me agarraron cataratas. Soy hipocondríaco y tengo la presión ahora en 20/10. No tengo quién me ayude. Vivo acá en el medio del campo y a la gente de este lugar no le puedo pedir nada más. Vine por seis meses y hace dos años que estoy acá"
No tengo quien me ayude. Estoy ciego, tengo la presión alta y estoy en el medio del campo
Siguiendo la línea de un relato conmovedor, continuó en diálogo con los periodistas de El Trece: "No tengo baño y tengo bolsas llenas de porquería porque nadie viene a sacarme nada. Mi hija tiene 20 años y dos pibes, está descerebrada. Le decís dos palabras y se pone histérica. Está a full con su familia y no quiere que hable de ella" y añadió lamentándose de su cruda realidad: "Nadie me da bola y me da vergüenza estar dando lástima. Estoy en la mugre porque no me puedo limpiar. No tengo familia, no tengo nada".
"¿Cómo llegó hasta acá con tantos problemas?" se preguntaran varios a esta altura del relato. Sucede que Lamarque, cuando tenía sana la vista, manejaba como remisero una camioneta Eco Sport, pero cuando las cataratas y la ceguera le quitaron su visión, por razones obvias, no pudo continuar con la única actividad que le generaba un ingreso. Mientras intenta buscar una solución para salir del laberinto en el que está encerrado, el actor se encuentra esperanzado de recuperarse y poder volver a trabajar en un momento.
Las historias de vida fuertes son algo que nadie puede explicar, simplemente suceden y en mayor o menor medida, todos cargamos con nuestra cruz, o al menos eso dicen. Lamarque reconoce que su vida no fue la más fructífera y se descargó sin filtro con el panel comandado por El Pollo Álvarez, que lo escuchaba atentamente: "Tengo una historia de mierda. No conocí a mi padre y mi mamá me sacó el primer sueldo de la tele. ¿Cómo llegué a esto? Me dejé estar por gil. Yo no soy pobre, vivo aquí porque no tengo para pagar una sirvienta. Perdí como en la guerra cuando vendí la casa que tenía a un dólar de veinte pesos. Vivo así porque no puedo ver".
A modo de cierre de su mensaje en los medios, pidió presencia del Estado y que el Gobierno le pueda dar una mano a su compleja realidad actual. "Necesito la vianda de comida que dicen que dan para la gente que no tiene y los medicamentos que tomo”, finalizó. ¡Fuerza!
A.A