viernes 29 de marzo del 2024
OPINIóN 17-09-2019 23:35

Para todos los días, a mí servime un culebrón de pura cepa

Mientras Telefe sigue apostando a interpelarnos con sus tiras sobre algún tema social, El Trece mantiene la forma más tradicional del género. ¡Viva la telenovela rosa, carajo!

Anoche comenzó Pequeña Victoria en Telefe y ganó la primera batalla del rating, pero sabemos que hoy todos podemos mirar todo. Yo, por ejemplo, miré el estreno en vivo y a la medianoche ya me sumergía en Argentina, tierra de amor y venganza en YouTube, una maravilla. Pero si nos referimos a Ibope, sí, la nueva comedia romántica que pone en blanco sobre negro el tema del vientre subrogado lideró con picos de 18 y promedio de 16, claro que después vendrá el cabeza cabeza con El Trece y si no, no hay drama, Telefe cambia la suya de horario como hace siempre y listo...

Los fieles a ATAV quizás ni se hayan asomado a ver de qué va la trama de esta beba con cuatro madres que, como ya es costumbre en el canal, viene a interpelarnos a todos sobre un tema actual, como pasó con Cien días para enamorarse y el transgénero; con Vidas robadas y la trata, o con La leona y su fábrica recuperada. Lo de Telefe es otra cosa... Está en el ADN ficcional del canal hacer telenovelas, y muy bien hechas, con un fondo social y, cuando no busca eso, llega Quique Estevanez con su Dulce amor o alguna lata. Y hay público para todo, por suerte. Pero he aquí la cuestión, y da para una encuesta. El otro día Inés Estevez y Natalie Pérez, dos de las protagonistas de Pequeña Victoria, decían en una entrevista que “hace rato que la telenovela rosa perdió el monopolio de la ficción”. Y, sabés que no sé... Si hablamos de tira diaria, dejame que lo ponga en duda...

En mi gusto personal –y ojo, no hablo de unitario eh–, para todos los días a mí dame un culebrón con todas las letras, donde está el malo más malo que Carmina de Avenida Brasil; el bueno más bueno que Lassie; el tonto; el cornudo o la cornuda; los amantes; los buenos de un lado y los malos del otro; a mí dame ricos y pobres, una patrona millonaria y una mucama que escucha atrás de las puertas, un padre que no es el padre o una hija que no es la hija y, claro, un buen libro para comerte las uñas pero sin tener que estar concentrado como si estuvieras leyendo el Ulises.

El año pasado yo morí de amor con Cien días para enamorarse, pero lo que más me atraía no era la historia de Juani o Juan, sino las idas y vueltas de las dos parejas, la amistad entrañable entre las protagonistas y por supuesto, la inefable Inés. Son gustos, decía mi abuela, pero yo para todos los días voto por el culebrón de pura cepa, moderno, actual, costumbrista o histórico, pero culebrón al fin, que para la realidad, ya tengo la vida.

Yo miro una telenovela y me quiero escapar por una hora del mundo, y retarla a Lucía por ser tan estúpida y no creerle a Bruno e insultar a Torcuato Ferreyra en voz alta y parada frente al televisor, como para que me escuche el desgraciado. Y vos, ¿que preferís?

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