jueves 18 de abril del 2024
DESTACADA 19-06-2020 16:38

Gastón Pauls: "La situación del consumo es más grave que la pandemia"

El actor habló de su nuevo programa, "En Persona", y reflexionó sobre cómo afecta el contexto actual a los adictos y sectores marginales de la sociedad argentina.

Con varios proyectos cinematográficos detenidos por la pandemia, Gastón Pauls decidió encabezar un nuevo programa a través de su cuenta de Instagram llamado En Persona, y que tiene como objetivo exponer testimonios crudos que muchas veces son dejados de lado en otros medios de comunicación. En diálogo con Exitoína, el actor habló sobre las entrevistas que realiza todos los viernes a las 21 hs, dio su punto de vista sobre la situación crítica que atraviesa la Argentina y remarcó la gravedad del encierro para las personas que sufren adicciones o son adictos en recuperación, tal como es su caso, además de reiterar nuevamente que no tiene cuenta de Twitter, ya que volvió a trascender en esa plataforma a raíz de comentarios falsos.

-¿De qué trata En Persona?

-Justamente nos juntamos un grupo de personas con ganas de hacer algo en esta situación complicada que estamos viviendo. Esta desconexión entre personas, por lo menos de manera física. Teníamos ganas y le pusimos ese nombre por esta contradicción, por esta dificultad de encontrarnos y vernos, y tratamos de ofrecer un espacio a mucha gente que no tiene acceso a los medios tradicionales de comunicación, y que cuenten la realidad de lo que están viviendo. Charlamos con gente de la Villa 31, hablamos con gente muy cercana a Ramona (N de la R: Medina, referente del barrio y vocera de La Garganta Poderosa), con los Qom de Chaco, que están viviendo hace ya 500 años en una explotación, olvido y negación absoluta, y también con un inmigrante senegalés, así que de una manera este espacio es para hablar y que la gente pueda contar cosas que no se pueden decir y no tienen espacio en estos medios tradicionales.

-¿Y por qué creés que estas temáticas no tienen el espacio que se merecen?

-Creo que es por una serie de factores. Una es que aparentemente vende más otra cosa, vende más y mal lo que es más liviano, y que muchas veces eso también idiotiza mucho, y además porque creo que a los seres humanos nos cuesta ver el lado más doloroso del asunto, entonces seguimos riéndonos y tratando con liviandad cosas que en realidad están haciendo agua por todos lados. La humanidad me parece que es un barco que está haciendo agua por todos lados. Hay una canción de Fito Páez que dice "no vine a divertir a tu familia mientras el mundo se cae a pedazos", y hay mucha gente que todavía está divirtiéndose y creyendo que la cosa va en joda, pero la cosa está compleja en muchos lugares. Todavía en ciertos medios lo prefieren evadir, negar o esquivar el asunto.

-Al comienzo de la pandemia se podía percibir cierto espíritu de "de esto se va a salir mejor". ¿Coincidís con eso o creés que se fue perdiendo a lo largo de los días?

-Este dicho está un poco usado: el hombre es el mismo animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Nosotros no tropezamos dos veces, ya tropezamos cien millones. Es el no mirar al otro, o creer que el otro o la otra es el enemigo, y lamentablemente veo que la situación está complicada. Gente reventando a piedrazos o quemando el auto de una médica... todavía el ser humano tiene esa sensación de "salgo solo del asunto". Yo no soy en ese sentido tan optimista con la situación, y creo que de hecho aún no hemos visto lo peor de este asunto.

-Con respecto al proyecto, ¿sentís que tiene el mismo espíritu de lo que hiciste con Ser Urbano?

-Tiene algo. El intentar hablar con esa gente que no tiene tanto acceso a los medios salvo cuando pasa algo muy dramático y ahí sí los entrevistan.

-El hablar con esos sectores de la sociedad que muchas veces se los tilda como "lo marginal" y que capaz se los ve en televisión desde el lado de la ficción.

-Sí, absolutamente. Ser Urbano y Humanos en el Camino son programas que yo hice y que tenían lo testimonial y la investigación. Tratar de bucear y meternos en lugares no tan visitados. Hay algo de eso y me parece que lo interesante hoy en ese sentido, si hay algo bueno que tienen algunas redes, es la posibilidad del acceso a personas sin acceso. Hay gente que no puede salir del barrio (aunque hoy nadie pueda salir), pero me refiero a gente que le costaría la manera de llegar a la producción de un programa, por ejemplo. La idea es esa, y Ser Urbano tenía ese espíritu de visibilizar lo invisible.

-Cuando te ponés en el rol de conductor/comunicador, ¿cuáles son tus roles a seguir? Tiempo atrás dijiste que seguías el trabajo de Fabián Polosecki.

-Polosecki en ese sentido, como cara visible de un equipo, eso mismo. Yo pongo la cara, pero hay gente detrás mío y caminando conmigo. Fabián era la cara visible de un grupo de gente donde había periodistas, productores y directores que intentaban meterse en ese mundo, y yo cuando arranqué Ser Urbano, de hecho, propuse eso. Cuando me lo ofrecieron, pedí hacer algo que tuviera el espíritu de lo que hacía él. En principio me dijeron que no, porque no era tan comercial, porque era más oscuro, y para mí era el gran desafío hacer algo que tuviera ese alma. Acá es distinto porque no salimos a la calle, no podemos, y Polosecki tenía algo de meterse en ese mundo alejado. Estamos tratando igual de todas formas de meternos.

-¿Cuál caso de En Persona te conmovió más?

-Varios. El otro día pude hablar con el jefe del cuartel de bomberos del que fallecieron dos el otro día (N de la R: Ariel Gastón Vázquez y Maximiliano Firma Paz, quienes murieron en la explosión de una perfumería de Villa Crespo), y poder charlar con él, que me cuente un poco del dolor de despedir un compañero... porque un bombero está siempre salvando vidas, o por ahí viendo fallecidos por un derrumbe o incendio, tener que sacar el cuerpo de un compañero y despedirlo es muy doloroso. Con los Qom, quizás porque de estas historias es la que más historia detrás tiene, son cinco siglos de abuso y violencia contra los pueblos originarios. Es como "¿Todavía hoy? ¿Siglo XXI?". Seguimos viendo violencia con gente que encima son mucho más sabios en su relación con la naturaleza que cualquiera de nosotros. Y con la 31 también. Tengo muchos amigos en la Villa 31. haber hablado con ellos, ver cómo están, saber que les faltaba el agua en medio de esta situación de pandemia y cuarentena, siendo el agua tan importante. Que estuvieran sin agua es demoledor.

-Al escuchar testimonios así, ¿te replanteás algo con respecto a los privilegios diarios que puede tener uno diariamente?

-En realidad eso es algo que, si estamos mínimamente despiertos en esta vida, deberíamos ser conscientes de eso todo el tiempo. Lo que pasa es que estamos como muy ciegos en este país, en este mundo. Pero en este país, en cualquier esquina hay pibitos haciendo malabares con una pelota, pero en realidad no son malabares con una pelota, ellos están haciendo malabares con sus vidas. Y a veces nos cuesta bajar el vidrio del auto porque hace frío o porque tenemos miedo. El dolor del otro o la otra está ahí, a un metro nuestro, y miramos para otro lado. En ese sentido yo vengo trabajando hace 17 años con la asociación civil que fundé, CaCuCa (Casa de la Cultura de la Calle). Laburamos con cuatro mil chicos y chicas de todo el país que están en situación de vulnerabilidad de derechos. Lo hacemos a través del arte. Es algo que vengo viendo hace 17 años, desde siempre, pero una y otra vez uno sigue sorprendiéndose con los sordos y ciegos que estamos en este mundo.

-¿En estos 17 años viste la situación empeorar o mejorar?

-Empeorar. Por un montón de razones. El otro día veía la farsa de un cohete viajando de Estados Unidos al espacio, la farsa esa, y pensaba en los miles de miles de miles de millones de dólares que se gastan en un lanzamiento así, ¿y no se puede terminar con el hambre acá? Estamos yendo a querer destrozar otros mundos en lugar de salvar el que tenemos. Lo veo mucho más complejo. Veo mucha más compleja el hambre, la pobreza y la diferencia social y económica en este mundo. Y en este país, que está tan de moda decirlo desde hace años, se agrandan las grietas.

-¿Cuál es tu análisis sobre el plano local?

-Durísimo. Estos últimos dos años recorrí el país dando charlas, y el nivel de pobreza, desesperación, consumo, ceguera y olvido es enorme.

-¿Cuál es tu mirada sobre la situación de los actores y la falta de trabajo por el contexto de la pandemia y la crisis económica? ¿Estuviste al tanto sobre la posibilidad de que se instauren protocolos para que se pueda volver a actuar tanto en grabaciones como en el teatro?

-Hay una crisis enorme en el medio desde hace un montón de años y ahora, bueno, agravada por esta situación. Esto era una situación que, aparentemente, en un momento nos hermanaba a todos. El horror, como diría Borges, "nos une el espanto". Entonces hoy no se diferencia de muchas de otras actividades que están viviendo algo así, absolutamente calamitoso. No estoy al tanto de la situación del protocolo, pero sí sé que hay muchos compañeros y compañeras trabajando mucho para que se vuelva.

-¿Vos cómo vas llevando el aislamiento?

-Estoy con mis hijos y haciendo muchos vivos más allá del programa, hago el programa que tuve en Radio del Plata durante 7 años, los lunes y por las mías desde casa. También estoy dando charlas sobre prevención de adicciones. Está movida la cosa, y sobre todo por esta situación de encierro. El programa de este viernes 19 y el de la semana que viene tienen que ver con el consumo y las adicciones en la pandemia, y yo soy un adicto en recuperación hace 12 años. Es demoledora y absolutamente alarmante la situación del consumo en este país, y mucho más grave que esta pandemia. Porque la enfermedad de la adicción se cobra 600 mil personas por año en el mundo, pero a algunas personas no los alarma tanto.

-¿Y vos cómo estás con respecto a ese tema?

-Trato de trabajar día a día, como todo ser humano, para seguir encontrando cosas y no volverse loco, angustiarse ni deprimirse, igual que todos y todas. Trabajo para eso. Estoy bien dentro de la dificultad del caso, la angustia generalizada que hay y la incertidumbre sobre este mundo que no sabemos bien para dónde va a ir, pero la llevo.

-¿Qué opinión tenés sobre las medidas que se tomaron desde el Estado?

-No opino más mediáticamente, solo con mis amigos o en la red. Aprendí en estos años a cuidar ciertas posiciones.

-¿Tenés proyectos que pasaron a estar en stand-by por la pandemia?

-El 24 de junio se estrena en Netflix una película que hice junto con Jorge García (Hurley en Lost) que se llama Nadie sabe que estoy aquí. También tengo otras que pronto se irán estrenando, pero después sí, tenía 5 películas que ahora están paradas. Ahora estoy filmando una, pero son solo unas cosas, no hay demasiada info todavía. Tenía desde marzo pasado hasta enero de 2021. Por ahora, no las haremos.

-Esto hay que aclararlo nuevamente: ¿Solo tenés Instagram?

-Sí, hay varios Twitter truchos. Tengo solo Instagram. No tengo Facebook, Twitter ni TikTok. O TikTok creo que sí, porque lo armé con mi hija, pero no subí nada. Ella sube cosas, pero yo no, no lo uso.

-Si tuvieras que hacer una reflexión sobre lo que te gustaría llevarle a la gente con En Persona de acá a que finalice la pandemia, ¿cuál sería?

-Un poco lo digo cuando hacemos el programa. Todo el tiempo digo que ojalá este espacio sirva para otros, y es un poco lo que también creo de este mundo. Ojalá que nuestras experiencias le sirvan a otros y que los platos rotos no lo paguen los que menos lo merecen. Viste que siempre pasa eso. En este caso son los pibes más chicos. Pagan con consumo, locura y violencia, con incertidumbre y encierro, con miedo, todos los errores y horrores de los mayores. Ojalá que aunque sea en eso, que recapacitemos. Que eso lo cambiemos, pero lo veo difícil por la ambición y búsqueda de poder del ser humano, que es cada vez más grande.

-¿Para vos cuál sería el camino para llegar a esos cambios?

-Son dos. El primero es medio bíblico, aunque en cualquier libro sagrado está: que el que esté libre de pecado que levante la primera piedra; y el segundo es dejar de señalar la paja en el ojo ajeno sin mirar la vida que tenemos en el nuestro. Me parece que hay mucha ceguera y un nivel de cobardía y señalar el defecto del otro muy grande, estamos envueltos como en esa locura. Ojalá podamos reconocernos como seres falibles, pero con mucho para aprender. Ahí está el verdadero desafío.

L.L.

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