viernes 22 de noviembre del 2024
CINE 02-02-2017 16:09

La razón de estar contigo: Una historia de perros

Llega el último film del gran Lasse Hallström, una historia de perritos bellamente realizada que evoca a otras mascotas clásicas de la cinematografía estadounidense.

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Lasse Hallström es uno de los grandes directores cinematográficos extranjeros que Hollywood adoptó. Fue el responsable de películas fantásticas como Chocolat y Un viaje de 10 metros. Su cine se caracteriza por el gran cuidado estético con que refleja las historias que cuenta, muy al estilo europeo.

Hoy llega la última realización, basada en el Best-Seller homónimo de de W. Bruce Cameron: La razón de estar contigo, una historia de perritos al estilo de las que pulularon en los años '70 y '80, demasiado ajustada al texto original.

Pero, a diferencia de Benji o Beethoven, protagonistas pícaros y revoltosos, el guión de Cameron parte de la premisa de que el can reencarna sucesivamente en otro perro, macho o hembra, mientras podemos enterarnos de sus pensamientos en la voz de Josh Gad (en la versión subtitulada).

Por eso este film familiar está calificado “con leyenda”, lo que equivale a advertir que piensen bien antes de llevar a los más chiquitos a verla. La lealtad y el compañerismo canino son la esencia de la trama, replicando las acciones que vemos en la realidad y marcando la gran compañía que son para los humanos. Así en cada nueva aparición, vemos al protagonista acompañando a su dueño o dueña en su soledad o en la formación de una familia, desarrollando un trabajo o simplemente siendo abandonado por la desidia de quien lo adoptó. Casi como la vida misma.

Uno de esos dueños caló más hondo en el corazón animal, y el destino literario los lleva a reencontrarse a modo de respuesta al gran interrogante del perrito: “¿Cuál es mi propósito en el mundo?”. Bueno, si podemos creer que un perro piensa, también podemos creer que se hace cuestionamientos filosóficos.

En el final, La razón de estar contigo se convertirá en una película ligera, con buenas interpretaciones y una estética muy cuidada. Pero habrá que hacer un gran esfuerzo para aceptarla como real. Eso si, a la salida del cine, todos irán corriendo a casa para abrazar a su mascota y decirle que la quieren, irremediablemente conscientes de que su paso por este mundo (como el nuestro) es temporal. Y se quedarán con la sensación de que hubieran disfrutado más del largometraje un domingo por la tarde, sentados en el sillón hogareño y acariciando al rey (o reina) de la casa.

Por Patricia Daniele | Twitter: @Pato_Daniele

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