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Su belleza fresca y natural, sumada a su carisma en la pantalla, proyectaron a Phoebe Cates como una de las actrices jóvenes más prometedoras de su tiempo. Sin embargo, en un giro inesperado del destino, decidió alejarse de Hollywood a mediados de los noventa, cuando aún tenía mucho para dar.
¿Cómo se hizo famosa Phoebe Cates?
Nacida en Nueva York en 1963, Phoebe Belle Cates se inició en el modelaje siendo adolescente, pero pronto se inclinó hacia la actuación.

Su debut en el cine se produjo en 1982 con Paradise, un intento de emular el éxito de La Laguna Azul que, si bien recibió críticas variadas, la posicionó como una figura, al menos, llamativa.
Ese mismo año llegaría el papel que marcaría su carrera: Linda Barrett en Fast Times at Ridgemont High -traducida el español como Picardías Estudiantiles-, donde compartió pantalla nada menos que con un joven Sean Penn.
En poco tiempo, la película se convirtió en un clásico de culto y lanzó a varios de sus protagonistas al estrellato.

Tras ese impacto, Cates consolidó su popularidad con títulos como Gremlins (1984) y su secuela de 1990, así como Luces de la Gran Ciudad (1988), junto a Michael J. Fox.
Su presencia en la pantalla terminó por conquistar al público y, durante una década, se convirtió en uno de los rostros más reconocibles del cine juvenil y fantástico.
El romance con Kevin Kline y el giro familiar
En 1989, mientras audicionaba para una obra en Broadway, Phoebe conoció al actor Kevin Kline, ya consolidado profesionalmente y ganador de un Oscar.

La diferencia de edad entre ambos –16 años– atrajo a los medios, pero la relación avanzó y se casaron en 1989 y poco después formaron familia: tuvieron dos hijos, Owen y Greta.
A medida que su vida personal ganaba peso, Cates comenzó a rechazar proyectos cinematográficos, privilegiando la crianza de sus hijos.
Su último papel relevante fue en Drop Dead Fred ó Esfúmate Fred (1991), comedia que con el tiempo también adquirió la calificación de filme de culto, y luego en Princesa Caraboo (1994). A partir de allí, Phoebe prácticamente desapareció de los sets de filmación.

"Ella tomó la decisión consciente de retirarse", explicó en varias entrevistas Kevin Kline, reconociendo que, mientras él continuaba con una agenda cargada de rodajes y teatro, su esposa optó por priorizar la vida familiar.
La boutique Blue Tree, su nuevo escenario
En 2005, Phoebe Cates sorprendió a los neoyorquinos al abrir Blue Tree, una boutique ubicada en Madison Avenue, en el Upper East Side de Manhattan.

El local, descrito por la prensa como una mezcla entre una tienda de regalos, galería de arte y espacio cultural, refleja el eclecticismo y los intereses personales de su dueña.
Allí se pueden encontrar desde ropa y joyas hasta libros infantiles, discos y objetos curiosos traídos de distintos lugares del mundo.
Lejos de ser una simple inversión comercial, Blue Tree se transformó en el lugar donde Phoebe Cates despliega su creatividad y mantiene contacto con el público, aunque de un modo muy diferente al de sus años en Hollywood.
La tienda es frecuentada tanto por vecinos del barrio como por turistas que, al descubrirla detrás del mostrador, no pueden evitar recordar sus tiempos de estrella ochentosa.
Apariciones esporádicas y perfil bajo
Desde su retiro, Cates ha hecho escasas apariciones públicas. Una de las más comentadas fue en 2001, cuando participó en Anniversary Party, una película independiente dirigida por sus amigos Alan Cumming y Jennifer Jason Leigh.

Más allá de ese regreso puntual, nunca mostró interés en retomar la actuación de manera sostenida. Su vida pública se limita a asistir a eventos culturales o acompañar a su marido e hijos en ocasiones especiales.
El perfil bajo contrasta con la popularidad que alcanzó en su juventud, pero responde a una decisión firme de mantener la privacidad y disfrutar de una vida alejada de la exposición mediática. En tiempos donde la sobreexposición es la norma, Phoebe Cates eligió el camino opuesto.
Aunque su carrera en Hollywood fue relativamente breve, el impacto de Phoebe Cates en la cultura pop es indiscutible. Su papel en Picardías Estudiantiles sigue siendo objeto de referencias y homenajes, y Gremlins continúa siendo una película de permanente presencia en la memoria colectiva.
En la actualidad, mientras divide su tiempo entre su familia, su boutique y una vida tranquila en Nueva York, Phoebe Cates mantiene el aura de misterio y encanto que la hizo inolvidable.
Ya no es la musa adolescente de los ochenta, sino una mujer que supo reinventarse, seguir su propio camino y demostrar que el éxito no siempre se mide en taquilla o fama, sino en la posibilidad de elegir cómo y con quién compartir la vida.