La broma de Valentín Giordano a Cris Morena que la hizo saltar de la silla: "Pobre la abuelita"

Valentín Giordano, hijo de Romina Yan, decidió hacerle una divertida broma a su abuela Cris Morena durante un almuerzo en un restaurante. El momento quedó registrado en video que subió el propio protagonista, el cual capturó la atención de los seguidores de ambos.

Según se puede conocer, el joven ha forjado su propio camino dedicándose profesionalmente al mundo de los kartings. E, incluso, se expresado en varias oportunidades con su deseo de mantenerse alejado de los reflectores.

La broma comenzó cuando Valentín, con total naturalidad, le preguntó a su abuela sobre "Margarita 2" y la posibilidad de conseguir un papel en la serie: “Ahora quiero ser actor”. La reacción de la productora fue instantánea y genuina, mostrándose visiblemente emocionada ante la idea de que su nieto finalmente siguiera los pasos familiares en el mundo del espectáculo.

El entusiasmo de la productora fue tal que incluso se levantó de su silla y le preguntó: “Pero, ¿cómo ‘ahora quiero ser actor’? ¿vas a dejar el automovilismo?”. Sin embargo, la ilusión duró poco cuando reveló la verdad: “No, era un chiste, te estoy grabando, pobre la abuelita”.

En algunas entrevistas, el piloto ha confesado que la posibilidad de incursionar en la actuación cruzó su mente en varias ocasiones, aunque finalmente decidió no seguir ese camino por falta de interés personal en la profesión.

A qué se dedica el nieto de Cris Morena, Valentín

Desde el año 1998, Romina Yan estuvo en pareja con Darío Giordano, hasta el 2010 que falleció. Durante ese lapso, tuvieron tres hijos Azul, Franco y Valentín. 

Este último decidió alejarse del mundo del espectáculo, al cual perteneció su madre y su abuela Cris Morena, y se dedicó a ser piloto profesional: “Me enseñaron a manejar desde muy chico y en ese momento fue cuando me di cuenta de que esto iba a ser mi pasión y mi amor por el resto de mi vida”. 

Además, quien lo ayudó a debutar en karting fue Gustavo Yankelevich: “Yo estaba en un momento de mi vida en el que no sabía que hacer, estaba estudiando, pero no me terminaba de gustar. La idea de ser piloto la había dejado de lado porque siempre la vi muy lejana y pensaba que no le iba a agarrar nunca el ritmo. Pero mi abuelo me bancó y gracias a él pude arrancar a correr”.