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Carmen Barbieri apuntó contra Javier Milei después de que el Congreso ratificó el miércoles el veto del Presidente a una ley que otorgaba un aumento a los jubilados. La conductora aprovechó el aire de su programa en eltrece y se despachó.
“Al presidente le quiero hablar. Cómo me gustaría hablar con él. Por ahí no para entrevistarlo, sino para hablarle a la cara. Cuando veo estas cosas digo ‘pero cómo pasan estas cosas, cómo se dice esto... ¿Tiene corazón este hombre?’”, comenzó en Mañanísima (El Trece). Y continuó: “Esto no puede suceder con una persona de 80 años que además trabajó toda la vida y se ganó todo lo que tiene. ¿Cómo puede ser que esa persona después de todo lo que hizo no tenga para pagarse los remedios?”, cuestionó. "Un padre se pone contento cuando puede ayudar a un hijo, pero llora cuando necesita que un hijo lo ayude”, agregó.
La ley, que había sido aprobada por mayoría en ambas cámaras, otorgaba un aumento de 8,1% a los pasivos, en un contexto de más de 250% de inflación anual. Pero Milei la vetó por ser "manifiestamente violatoria del marco jurídico vigente en tanto no contempla el impacto fiscal de la medida ni tampoco determina la fuente de su financiamiento".
"No podemos dictar leyes que determinen erogaciones sin saber cómo se van a solventar", dijo la diputada oficialista Juliana Santillán, de la Libertad Avanza, al justificar su voto. "No podemos gastar lo que no tenemos, no hay plata", agregó, citando una de las frases de cabecera de Milei.
¿Qué le pasó a Marta González?
Marta González habló con Socios del Espectáculo (El trece), y reveló que no llega a subsistir con la jubilación básica, y contó que tiene un destrato con el sector público hospitalario: “Me ayudan mi hija y mi yerno”, relató frívolamente.
Asimismo, relató: “Yo tengo la jubilación mínima, porque este año se cumplen 75 años que se estrenó mi primera película. 70 años que don Armando Discépolo me hizo subir a los escenarios”, y aclaró: "Me pude jubilar con la mínima de ama de casa”. Y por último, cerró: “De verdad no podría. Y no estoy llorando porque vivo en un edificio divino, que me lo compré laburando. No le debo nada a nadie. En realidad, sí. Le debo a la gente que me siguió toda la vida”.
