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El fallecimiento del papá de Carla Conte, a mediados de 2021 y tras agonizar por un cuadro de Covid, fue un golpe muy duro para su familia. Sin embargo, la conductora pudo encontrar nuevas formas de entrar en contacto con él, tanto a través de lecturas de registros akáshicos como a partir de su sensibilidad para detectar cuándo se hace presente en diferentes circunstancias.
Invitada por Agustina Kämpfer a su ciclo Algo que Contar, la nueva integrante de la obra El Divorcio (en la que reemplaza a Leticia Brédice tras su polémico despido), manifestó cómo intuye los momentos en los que su papá establece contacto con ella.
“Él estuvo 25 días internado en terapia intensiva y finalmente falleció. Tras su muerte, yo necesitaba saber cómo estaba él. Hice una lectura de mis registros akáshicos y apareció en toda su esencia, su energía y su alegría. Lo más importante, que era lo más angustiante, fue saber que él había llegado bien. Fue como una tranquilidad, como un decir quedate tranquila, que está todo bien", comenzó la conductora.
"La tristeza es infinita, enorme, inabarcable, impensable. Es tremendo todo en el presente y al futuro no lo puedo imaginar, solo necesitaba saber que él está bien. La muerte nunca está en los planes de nadie, pero a veces te podés preparar un poco. De hecho, creo que se tomó 25 días para prepararnos a nosotros”, comentó durante la entrevista.
Cuando la conductora le consultó si puede sentir la presencia del señor más allá de las sesiones espirituales, Carla abrió su corazón: “Siempre le hablo, lo siento y creo que está. Fui encontrando mis propias formas y lo que a mí me hace bien pensar. Esto pasó ayer en mi casa: tenía enchufadas unas lucecitas que hacía dos meses que no andaban. Y me pasó algo puntual que me puso re contenta, me di vuelta y las luces se prendieron. Y yo, loca total, le dije ¡papá, estas acá!, y empecé a llorar”.
Con respecto a su conexión con sus vidas pasadas, Conte afirmó: “Vi que estuve quemada en una hoguera y tuvo mucho significado para mí, por una sensación mía de toda la vida que es como una furia, que siempre sentí como ancestral. Es una furia femenina muy existencial. Y saber eso fue como decir: ah, con razón, ok. Fue una tranquilidad”.
L.M
