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Vino de México para triunfar en el mundo y cumplió el objetivo en menos de dos años. Michael Ronda, el joven de recientes 20 años, se convirtió en uno de los galancitos de Soy Luna, la exitosa tira infantojuvenil que logró sortear con creces el gran desafío de tomar el horario de Violetta en Disney Channel.
“Sentíamos presión –reconoce–. Siempre había algo ahí dando vueltas porque se decía que después de un éxito tan grande no puede haber otro éxito, y con mucho esfuerzo lo logramos”, reconoce, orgulloso. Y agrega: “El público de Violetta se sumó a nuestra historia”. La serie, que se graba en los estudios de Pol-ka en Don Torcuato y es vista en más de cien países, se encuentra en pleno proceso de la segunda temporada, y acaban de confirmar las tres primeras fechas de la versión en vivo de Soy Luna en Tecnópolis.
Ronda se despierta a las 6.45 de la mañana, toma un baño, desayuna y conduce el auto que compró hace tres meses para llegar a tiempo a Estudios Baires. “Me atrevo a decir que no me acuerdo de haber tenido un día libre a excepción de los domingos. Es una locura, definitivamente, pero me gusta”, dice el actor. Los fines de semana largos, cuenta, escapa de la ciudad por 48 horas con destino a Pinamar, Cariló, Mar Azul o la Patagonia. “Quedé enamorado de Villa La Angostura. Viviría allí. Estoy enamorado de Argentina, tienen todo mar, montañas y glaciares”, cuenta.
Habita un departamento en Palermo, barrio que satisface las necesidades de un joven de 20 años. Sin embargo, confiesa que no le gusta ir a los boliches y por las fans debe elegir en qué ambientes moverse. “No puedo ir a cualquier lugar. Es cierto. Pero afortunadamente no soy mucho de ir a fiestas, de salir en la noche. No me relaciono con ese ambiente. Me encanta que la gente se acerque a saludarme con buena onda, con positivismo, y que me digan: “Hey, bro, admiro mucho lo que haces”. Me llena más eso que el pedido de una foto”.
—A cualquier joven lo puede confundir la fama. Están los casos de Justin Bieber o Miley Cyrus. ¿Tenés una filosofía o mecanismo de defensa?
—No sé si será una filosofía de vida, tampoco sé si es la familia... yo creo que es algo personal. Y también entiendo a los que les pasa algo malo... Tuvimos la posibilidad de hacer un Luna Park y un Movistar Arena, en Chile, que estaban llenísimos y la verdad es que la adrenalina es muy fuerte: después que te bajas del escenario necesitas algo que reemplace esa adrenalina, ¿entiendes? Pero para mí, siendo consciente de esto, es más que suficiente. Yo me mantengo alejado de esas cosas malas en las que han caído estos artistas, con deporte y con bonita energía de toda la gente que me rodea.
—¿Cómo fue verte con 20 años en las revistas del corazón cuando dijeron que estabas de novio con Angela Torres?
—Fue fuerte y a la vez gracioso porque con Angela no pasó… Hermano, a mí me da mucha risa. Porque aparte no sabes quién dijo o qué dijo… ¿me entiendes? Me parece que se malinterpretó un poquito (en referencia a sus tuits). Y luego que en “Bailando” se mencionó el tema, entonces eso hizo que las cosas se hicieran mucho más grandes. Yo todavía no soy consciente de eso. Sé que fue tendencia, fue trending topic en Twitter y ahí fue cuando yo me di cuenta y dije: “¿Qué onda con eso?”. Pero yo hablé con Angela y le dije como “¿qué onda con esto?”, y me dijo: “Brother, no tengo la menor idea de esto”. Y respondí: “Bueno, yo tampoco”.
Nacido en una familia de clase media acomodada del DF, Micky (como le dicen sus seres queridos) es hijo de Davide, un empresario que fabrica dulces, y de Vicky, la persona que se dedicó a “estar siempre con mi hermana (Alexandra, de 24 años) y conmigo”. Desde que vive en Argentina, sus padres y su hermana lo visitaron un par de veces por separado. “Hace que extrañe menos y una vez al año voy para allá”, cuenta y se le dibuja una sonrisa de nostalgia al mencionarle las playas de su país: “Extraño muchísimo a mi Acapulquito querido”.
El 28 de septiembre sopló veinte velitas. En Instagram, red social en la que lo siguen dos millones de fans, publicó una foto de ese día con la camiseta de San Lorenzo de Almagro. Dice que se la regaló Darío Coronel, el director de Casting de Disney. “Me llevó a la cancha de San Lorenzo. Fui con la barra brava, hermano”.
—¿Te animaste?
—Pues... sí. Entré con una bandera enorme, y me empujaban. Yo no entendía nada. Fue una experiencia muy heavy. Estuve abajo, donde arma y canta las canciones toda la barra brava, y de verdad hubo una energía extraña porque uno supuestamente va a divertirse y tal vez se pelean pero al mismo tiempo tienen una pasión superfuerte.
—¿Te sabías las canciones?
—¡No! Pero gritaba “¡eh! ¡eh!” y saltaba con toda la onda. Y a la hora de entrar a la cancha, me dijeron “¡toma!”, y me dieron una bandera enorme.
En su México natal es hincha de las Chivas de Guadalajara. “Yo de chiquito iba a ser futbolista. Fui arquero, luego delantero, y era bueno. Pero conocí la actuación y me gustó más”. Fan de los deportes, admite ser un buen golfista. “Me gusta mucho despertar temprano los sábados y jugar al golf. Lo heredé de mi padre”, revela. Cuenta que asiste todos los días al gimnasio. “Hago una hora de pesas y media hora de natación. Me lo recomendó Luciano Castro y me hizo realmente muy bien su consejo”, revela.
Ronda dice que se convirtió en fanático de Messi. “Es injusto que lo critiquen. Se merece todo”, afirma y agrega que sus referentes de la actuación son “Al Pacino y De Niro. Me vuelve loco verlos actuar”. Si bien no perdió la tonada, en este año y medio Michael se perfeccionó en la parrilla. “Me encanta hacer asados. Hago unos asados tremendos, superricos, y ahora estoy de racha con las entrañas”.
—¿Te gustaría vivir en Argentina o vas a volver a México?
—He vivido una etapa hermosa aquí. Creo que me falta aún como año y medio, dos años más. Entonces, planeo vivirlo al máximo, conociendo gente buena onda, con energía supercool, como la que tienen todos los argentinos. Y ver qué me depara el destino. No tengo un punto fijo, sólo sé adónde quiero llegar.
—¿Adónde?
—Quiero un día poder tener mi disco. Quiero producir y dirigir mis películas. Eso es lo que yo quiero de verdad.