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Lili Popovich es una actriz de amplia trayectoria. Su talento la llevó a encarar numerosos proyectos sobre las tablas y trabajar con los más grandes. No sólo como actriz, sino que además como formadora de sus colegas. "Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer" dicen, y en el caso de Lili su camino la llevó a trabajar como coach actoral de Julio Chávez.
En diálogo con Exitoina, hoy cuenta en detalle acerca de sus inicios. Formadora de artistas, enamorada del teatro independiente y fiel a un estilo que la caracteriza, hace ya más de 30 años.
¿Cualquiera puede actuar?
Sí. Nunca le diría a alguien que no puede actuar, salvo que no se entregue al juego. Si no querés jugar, entonces no podés actuar. Actuar tiene que ver con lo lúdico, aunque sea un drama o una tragedia lo que estés interpretando. Uno entra a actuar mediante el juego, desde un lugar imaginario.
¿Soñaba Lili, desde chica, con este presente como actriz y coach?
No, nunca lo pensé. Siempre jugaba a ser secretaria o maestra y solía actuar en roles protagónicos en la escuela. Sin embargo, era un juego, me tocaba y lo hacía, no tenía conciencia. Soy maestra jardinera y de música, pero sentía que estaba llenando un tiempo escolar que no me interesaba, más allá de que me encantaba la docencia.
Un día, me anoté a un curso intensivo de teatro musical infantil de Hugo Midon y Carlos Gianni, dos referentes del género. Pensé que era solo algo para chicos, pero la formación fue muy completa, orientada hacia los adultos. Me encontré con una profesora de expresión corporal, un profesor de canto y con Hugo a la cabeza. Había muchas coas lúdicas y corporales que pude traducir al lenguaje preescolar y que enriqueció nuestras actividades en el distrito.
¿Nunca pensaste en probar suerte en países como México o España?
No, porque soy muy arraigada a mi lugar. Soy una actriz de bajo perfil, aunque me gustaría saber venderme más. La película “El Clan” me dio una gran vidriera, me abrió las puertas, por ejemplo, a un casting en Alemania.
No me iría nunca de mi país, salvo que sea un tiempo por trabajo. Nunca a instalarme para vivir buscando mi profesión afuera.
¿Cuál fue el puntapié en tu carrera que te llevó a couchear actores?
Gracias a Julio Chávez. Mariano Moruja, el profesor de canto, me dijo que estaba iniciando la escuela de teatro musical con Carlos Gianni y Ricky Pashkus. Hice los 4 años de teatro musical y, al año, Ricky me ofreció trabajar como asistente de sus clases.
Un día le dije “tengo ganas de volver a estudiar teatro.” Y él respondió: “Anotate con Julio Chávez mi socio.” Así empecé a tomar clase con Julio, quien luego me pidió que lo asista en una muestra, lo que dio inicio a un camino profesional juntos.
A los años me ofreció trabajo como su coach, algo que no existía en nuestro país, pero él lo había visto en E.E.U.U.
¿Como es couchear a Julio Chávez?
Él dice que soy su veedora o su foquista, pues hago foco en su funcionamiento actoral. Ese es mi trabajo, en paralelo como actriz y docente.
Ricky y Julio me abrieron las puertas a un mundo laboral del que vivo hace 30 años. Ellos me dieron la primera posibilidad, estoy muy agradecida y me siento bendecida.
Según Julio, todo inició en Canal 9, en 1993, durante una novela con Alicia Bruzzo y yo digo que fue en un trabajo previo, durante la película “Un muro de silencio” de Lita Stantic. No dejaban entrar a nadie externo al set, sin embargo, fui y probamos el trabajo con la escena del final. Teatro, cine, tv. No hay nada que él haya hecho en estos 30 años, que no lo haya coucheado.
¿Cómo es ser actriz en tiempos de Covid?
No me puedo quejar. Venía trabajando antes de la pandemia y cuando todo se complicó hice funciones por streaming, a sala llena. Cuando tuvimos la posibilidad de seguir en vivo, volvió mi actriz con “Verde Agua” y estuve muy activa. Hice una película, castings y algo en Netflix.
A mí, lo que me salva como actriz, es el teatro independiente. No paro de hacerlo hace años. No podemos esperar a que nos llamen de grandes producciones, se complica. Muchas veces se ven las mismas caras, y hay mucha gente que quiere laburar. No somos todos visibles, no hay lugar para todos.
Mi manera de proteger el oficio, fue encontrar este lugar que amo. Me gustan los códigos que tiene: esto de remar constantemente o llamar a la gente para que te venga a ver. Por más que me tocara estar con figuras como: Chávez, Sbaraglia y Vicuña, que son gente convocante de por sí, yo igual haría el mismo trabajo de fomentar el boca a boca.
En una época de ruptura de estereotipos ¿en qué sector ubicamos al 'Pysique du role'?
Estamos en un momento de deconstrucción y sería hermoso ver, por ejemplo, una Blancanieves que no sea una morocha de ojos verdes. Hay algo de eso que ha hecho bastante daño. En cine, publicidad, modelaje, la sociedad de consumo, mujeres bellas y las ventas etc.
En mi caso, que soy rubia de ojos celestes, quiero trabajar en “el marginal” y no hay manera de que me llamen. Siempre me convocan para la “señora bien” y siento que tengo muchas condiciones para hacer papeles que salgan de eso. Entiendo el inconsciente colectivo, pero sería bueno que se deconstruya de a poco.
Por eso amo “Shrek”, que cuenta una historia de amor lejos de la belleza perfecta. De hecho, nunca me haría una cirugía estética.
La TV argentina, en cuanto a ficción ¿se acabó o se reinventó con las nuevas plataformas?
No se acabó, gracias a las plataformas tenemos manera de subsistir y desafiarnos a ser más creativos e incluso ser conocidos en otros lugares. Netflix, Amazon, HBO están produciendo, pero en la tv local también. Polka y Telefe tienen tira diaria, hay oferta variada.
La ficción no se acaba. Cine sigue habiendo y habrá, más allá de que hay que hacer mucho esfuerzo para producirlo. Pero celebro que podamos sobrevivir con el arte.
He tenido el placer de ser tu alumno y encontré en vos una docente con un trato humano y cálido, distinto a lo que suele suceder en general con los grandes maestros ¿qué es para vos ser docente de teatro?
La docencia es un lugar de confianza, es mostrarme tal cual soy. Sin ir en detrimento de mi mirada profesional.
No me importa romper estructuras docente alumno. Tengo una mirada evaluativa sobre el actor y trato de ser clara, más allá de mantener la forma. No me interesa lo formal si rompe con la enseñanza. Si logro que el alumno comprenda lo que digo ridiculizándome, riéndome, alivianando los malos ensayos, lo hago.
Hay que equivocarse todo el tiempo para ir descubriéndose y mejorar. Amo la docencia y que mis espacios sean de confianza. No me gusta asustar la expresión del a actor.
¿Es fácil convivir con la Lili actriz, docente y mujer?
Es fácil porque, en algún momento, tuve que hacer una elección y la pasión que siento por lo que hago definió a mi Lili mujer, que ha dejado de lado: cumpleaños importantes, casamientos de amigas que amo con toda mi alma, momentos importantes en lo personal.
Pero mis amigas de toda la vida y mi gente, me conocen. Entienden mi vocación y la aceptan, por ende, nada de esto ha hecho perder algo a mi Lili mujer.
Estuve enamorada, amé y me amaron. Se puede convivir con una pareja, siempre que respete la profesión que una tiene.
Por Luciano Caliva.