miércoles 18 de diciembre del 2024
TELEVISIóN 21-11-2016 12:39

El backstage de la realeza británica

Por Patricia Daniele | Con The Crown podemos descubrir una versión de los primeros años de Isabel II como reina de Gran Bretaña. Una cuidada realización de Netflix.

The Crown
The Crown |

Todos queremos saber cómo es la vida de la realeza, esa élite de pocas personas que (imaginamos) tienen una realidad completamente diferente a la nuestra. Y más cuando se trata de la actual titular del Reino Unido, Isabel II, la más inexpugnable (y longeva) de los soberanos europeos.

Una cuidada serie de Netflix estrenada este mes, The Crown, bucea en los primeros años como monarca y en las relaciones familiares inspirándose en los hechos reales que ocurrieron durante esos años.

Está basada en el libro The Audience y, de la mano de Sthepen Daldry (Billy Elliot), ofrece una mirada muy cariñosa sobre Isabel (Claire Foy), casi aprobatoria y hace que el espectador simpatice constantemente con ella: Tiene 25 años y, mientras atraviesa sus primeros años de matrimonio con Felipe de Mountbatten (Matt Smith) debe hacerse cargo del Reino Unido y del Commonwealth cuando su padre (Jorge VI, encarnado con calidez por Jared Harris) muere inesperadamente.

En la vereda de enfrente se encuentra el fuerte Primer Ministro Churchill (un magistral John Lithgow), héroe de guerra que hace las cosas a su manera. La visión de este personaje en la serie, por momentos lo humaniza y en otros pone en evidencia sus manejos políticos y su férrea voluntad.

Para completar la pléyade de personajes interesantes están la Reina Madre (Victoria Hamilton) y la Reina María (Eileen Atkins); la descocada Princesa Margarita (Vanessa Kirby), que pretende casarse con un militar divorciado (Peter Towsend, interpretado por Ben Miles), llamando la atención de los medios con su desparpajo y belleza mientras rivaliza en popularidad con la monarca. Y, claro, Wallis y Edward, el rey que abdicó por amor y marcó que su hermano y luego su sobrina se hicieran cargo de la corona. Atención que, lejos de la versión romántica popular, lo muestra como mezquino y manipulador con sus parientes.

Este planteo permite desarrollar las diferentes relaciones de las personas que rodearon a la reina escarbando en la intimidad y brindando una versión de lo que pudo haber pasado, visión de la cual sólo sale indemne -a lo largo de 10 episodios- la propia Isabel II. Quizás un gesto de los productores Daldry y Peter Morgan (autor de Frost/Nixon y Rush) hacia la persona que aún detenta el poder simbólico en Gran Bretaña.

Además, la excelente producción nos permite chusmear en palacios y castillos, parques y caballerizas y ver cómo vive el 1% de la población mundial, rodeada de servidumbre y cumpliendo el rol de objeto decorativo. ¿O no? Para descubrirlo tendrás que avanzar en la trama.

Por Patricia Daniele | @Pato_Daniele

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