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Guillermo (Chávez) y Alberto (Arana) se topan por casualidad con un grupo de policías que ataca a golpes a un adolescente que trabaja como “trapito”. Con la excusa de que el joven no tiene permiso alguno para desempeñarse allí, justifican el maltrato. Sin embargo, el abogado y su compañero no están dispuestos a tolerar aquella situación y se enfrentan a la policía, amenazándolos con denunciarlos.
La historia del trapito llega a oídos de un poderoso barrabrava, quien le ofrece a Guillermo convertirse en su abogado para defenderlo tanto a él como a sus “sobrinos” cada vez que se metan en problemas. A cambio, está dispuesto a pagarle una importante suma de dinero.
Ahora, Guillermo y su equipo tienen la difícil misión de decidir en conjunto aceptar el caso o no, algo que será determinante para ellos. De aceptar, cruzarán la línea que separa lo correcto de lo conveniente; deberán hacer a un lado sus principios e ideales; comenzar a pensar sólo como abogados y anular sus sentimientos.
