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Tras convocar a unos 8.300 cordobeses en el estadio Orfeo, Selena Gomez aterrizó en Buenos Aires y provocó el delirio de niños y adolescentes que estuvieron atentos a todos los movimientos de la cantante por la capital porteña. El punto cúlmine de su visita se produjo el jueves por la noche, cuando se presentó en GEBA ante algo más de 10 mil personas.
Pero, antes que millonaria ídola teen, Selena es una adolescente de 19 años. Por eso, durante su paso por suelo porteño cumplió con algunos rituales típicos de cualquier chica de su edad: disfrutó de la pileta del hotel Faena –donde se había alojado también en febrero de 2011–, salió de shopping por Palermo Soho –barrio al que pudo ir gracias a un discreto operativo para salir del hotel– y se dejó tentar por un helado de una cadena nacional a la que llegó por recomendación de un amigo.
Vida agitada. Exactamente un año después de su primera visita al país, la protagonista de la serie Los hechizeros de Waverly Place volvió a salir de gira. El tramo latinoamericano comenzó el 22 de enero en San Juan de Puerto Rico y siguió por Panamá, México, Chile, Perú y Brasil, para detenerse luego en Córdoba y Buenos Aires. Esta noche, en tanto, la gira culminará en el Estadio Charrúa de Montevideo. “Estar de gira es duro, especialmente cuando estoy en una habitación de hotel sola, a miles de kilómetros de la gente que amo. (…) En esos momentos me recuerdo a mí misma que tengo mucha suerte de estar haciendo lo que estoy haciendo”, contó ella en una reciente entrevista.
Pero no todo es extrañar: durante su paso por Sao Paulo, por ejemplo, Selena fue fotografiada mientras se paseaba en una diminuta bikini por la piscina de su hotel. El “calorcito porteño” alentó la idea de que la escena podía repetirse en Buenos Aires esta semana, pero finalmente el deseo quedó prácticamente trunco. Durante su estadía en Córdoba, Selena hizo saber a sus seguidores que estaba resfriada. “So sick today” (“Estoy tan enferma hoy”), escribió en su cuenta de Twitter, además de adjuntar una foto en la que se la veía con mala cara y rodeada de pañuelos descartables. Según las crónicas del show que la cantante brindó en el Orfeo el martes por la noche, su malestar apenas se notó sobre el escenario cuando giraba para sonarse la nariz.
El miércoles, la morocha llegó a Buenos Aires pasadas las 14 y se hospedó en el hotel Faena. Por la tarde, luego de almorzar carne y ensalada, fue llevada a hacer compras a Palermo junto a su mamá y su padrastro, y allí se entretuvo durante un par de horas. Ya de regreso, se instaló junto a parte de su comitiva en la pileta del hotel, pidió unos nachos con queso Cheddar y se retiró a descansar a su habitación. Cerca de las 20, regresó al restó para cenar pasta italiana y luego ver el show de Rojo Tango. Como muchos de los famosos internacionales que ven el espectáculo, ella también ensayó un par de pasos para registrar el momento.
La rutina del jueves, en tanto, estuvo marcada por su presentación en GEBA: durmió hasta tarde, brindó unas pocas entrevistas para medios internacionales y salió a la terraza del hotel para saludar al centenar de fanáticas que esperaba poder verla desde la vereda. Camino al show, hizo una parada para tomar un helado en una reconocida cadena, algo que también hizo saber a través de Twitter.
Selena se mostró impecable el jueves por la noche durante el recital, junto a su banda The Scene y ante algo más de 10 mil personas. Ya de regreso, se retiró a descansar. Ayer viajó a Montevideo donde hoy dará el último recital de su periplo latinoamericano.
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Diario Perfil / Fotos: egotastic.com
