viernes 29 de marzo del 2024
ESCáNDALOS 22-09-2017 08:00

Mitos y realidades en torno a la muerte de Juan Castro

Por Hernán Soto | El testimonio de un actor, que asegura haber sido amigo del periodista, reavivó una versión donde se acusa a Cristina Kirchner y a agentes de la exSIDE de asesinarlo. Los detalles de una fatídica noche.

La muerte de Juan Castro volvió a marcar agenda luego de que el actor Ramiro Blas, quien aseguró que fue amigo cercano, reavivó un mito que asegura que el periodista fue asesinado por una investigación que encabezaba contra políticos de altísima jerarquía.

Los hermanos de Juan salieron rápidamente al cruce. Mariano Castro le dedicó a Blas un posteo en Facebook donde no solo aseguraba no conocerlo, sino que lo acusó de buscar prensa: "‘Te colgás de sus cenizas (no te va a servir de nada porque vas a caer exactamente en el mismo lugar)".

Hugo, su otro hermano, en cambio aclaró los motivos de la muerte: "Voy a ser claro: a Juan no lo mató nadie, él tenía desde hace mucho tiempo un viejo problema de adicción con la cocaína".

Y es que el mito al que hizo referencia Blas no le cae bien a la familia Castro. Todo comenzó con un mail que comenzó a circular en los días posteriores a la muerte y donde se señalaba directamente a Cristina Fernández de Kirchner, quien ya era Primera dama, de estar detrás de la muerte.

Está confirmado que Castro quería contar con la presencia de Cristina en su programa, y él mismo había encarado las negociaciones que, desde hacía tiempo, llevaba adelante una de sus productoras.

La leyenda que surge del mail habla de la negativa de la actual exmandataria a formar parte del programa, lo que llevó al periodista a mencionar la existencia de fotos que la dejarían en evidencia un affaire con otro político.

La historia, incomprobable pero cierta para muchos, continúa con detalles donde tres agentes de la exSIDE que irrumpen en el departamento de Castro para intentar recuperar el material fotográfico y donde todo termina con la muerte.

Querer sacar algún tipo de rédito político en relación a la muerte de Juan culpabilizando a Cristina Fernández de Kirchner o a Néstor es una canallada. Juan era peronista, que no me rompan las pelotas”, consideró ayer Hugo.

Lo único que falta es que salga un informe de Gendarmería que diga que la vez que Juan se cayó había 500 personas adentro del departamento. Está probado en la causa judicial que Juan estaba solo, entonces, déjense de romper las pelotas”, concluyó Hugo notablemente molesto.

La muerte. Todos recuerdan la muerte de Juan como un gran shock. Si bien ocurrió el 5 de marzo de 2004, todo comenzó tres días antes, el martes 2, cuando Juan caía del balcón de su departamento, el 1°E de El Salvador 4753. Murió por el edema cerebral que sufrió al golpear contra el piso.

El reloj todavía no marcaba las 19 cuando el cuerpo del periodista y líder del programa Kaos en la ciudad impactaba contra el suelo. La distancia de caída era menor a cinco metros, pero hubo factor fatal: según revelaron las pericias, no hubo acto reflejo, es decir, Juan ni siquiera intentó cubrirse al caer. El impacto le provocó lesiones múltiples, la peor fue un traumatismo craneoencefálico grave.

¿Suicido? Las muertes inesperadas, como es este caso, suele desatar dudas en la sociedad y en el periodismo. ¿Porqué se suicidaría una persona que se encontraba en el mejor momento de su carrera?, ¿acaso estaba inconsciente al momento de caer?, ¿realmente fue un suicidio?

Los testimonios de las últimas personas que lo cruzaron con vida coinciden en su buen estado de ánimo y, a eso, se le suman los numerosos proyectos que Juan tenía en marcha –había sido nombrado director creativo, trabajaba en un nuevo segmento del programa llamado Sonámbulos para Kaos, le habían ofrecido además la condución de un nuevo ciclo llamado Cadena de favores, y tenía viajes previstos que comenzarían 48 horas a destinos como Colombia, Haití, Brasil y Oriente Medio–.

Con el paso de las horas surgía nueva información que, lejos de aclarar que pasó, provocaba más dudas. Había antidepresivos y ansiolíticos por doquier, dos televisores y un equipo de música rotos dentro del departamento. Los vecinos escucharon gritos y hay quien aseguró que escuchar de boca de Castro la frase:"¡Me quieren matar!". La Policía Federal, en cambio, informó luego que él estuvo solo en el departamento al momento en que se arrojó al vacío.

Asesinato y ¿mito?. El paso de los días dejo en claro que Juan Castro no quiso, voluntariamente, quitarse la vida. Las miradas apuntaron rápidamente a las drogas, las alucinaciones, al personal terapéutico y al psiquiatra de Juan.

Ya sea una operación de prensa o no, el mito del crimen presidencial comenzó a extenderse y se afianzó en parte de la sociedad. Para Blas es real: "Estuve en una de esas reuniones previas a esa investigación”, aseguró y contó que el día que lo fue a ver a Castro al hospital, antes de que muriera, le llamó la atención de que gente de Gobierno estuviera junto a la familia.

¿Alucinaciones?. Juan no tenía problemas en hablar sobre las drogas. Así lo hizo luego de estar internado en el Sanatorio Otamendi en agosto de 2003. En aquel momento reconoció haber estado "en el infierno" y prometió luchar contra sus "miedos y tentaciones" para poner orden en su vida.

Castro ya había sufrido alucinaciones por efecto de las drogas. “Cuando consumía tenía alucinaciones, la pasaba realmente mal. Lo real es que Juan se cae desde el balcón de su casa sin siquiera darse cuenta de que ahí había un balcón“, reveló Hugo Castro.

Lo concreto es que la Justicia procesó por el delito de "homicidio culposo" a seis médicos que trataron al periodista. Hubo embargos por 3 millones de pesos a cada uno de ellos y un procesamiento sin prisión preventiva para Rubén Lezcano, médico personal del conductor, Carlos González, director de la clínica psiquiátrica Santa Rosa, donde se trataba, Alejandra Abbene, quien autorizó el traslado del periodista de la clínica al sanatorio Otamendi para realizarle estudios, Diana Musache, coordinadora médica de la clínica, Gabriel Handlarz, médico tratante, y Alexis Mussa, supervisor de la empresa de medicina prepaga Medicus.

El fallo estuvo en manos de la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini quien determinó que Juan Castro no se suicidó sino que se cayó desde el balcón cuando atravesaba un complejo cuadro que padecen los cocainómanos, denominado "delirio fatal agitado" y los médicos fueron considerados como los responsables. Años después a Palmaghini le tocó otra muerte con grandes dudas: la del fiscal Alberto Nisman y donde también cada uno saca sus conclusiones...