jueves 28 de marzo del 2024
DESTACADA 22-06-2014 14:07

Eugenia Tobal: "Ser mamá es lo único que me faltaría"

Eugenia Tobal tiene tatuada la palabra "felicidad" en su antebrazo derecho a modo de recordatorio: "Me lo tatué para no olvidarme nunca de ser feliz", explica la actriz en diálogo con Tatiana Schapiro para la revista Luz.

Los momentos de tristeza quedaron atrás, supo afrontarlos con gran entereza y la convirtieron en quien es hoy, una mujer que de nada se arrepiente: "Prefiero hacer y no arrepentirme de no haberlo intentado. A lo mejor es un no, pero a lo mejor es un sí", asegura, mientras transita sus 38 años viviendo un gran momento profesional, recientemente separada y con sus prioridades claras. No le tiene miedo a la crisis de los 40, pero reconoce el paso del tiempo y lo que involucra: "Creo que hoy estoy encontrando a la mujer que soñé ser, me siento madura en un montón de cosas, me falta concretar algunos deseos, pero el camino me está llevando hacia esa mujer que decidí ser".

–¿El balance es positivo?

–Sí, En lo profesional estoy atravesando una etapa diferente, que tiene que ver con la actuación pero no plenamente. Se abrió otro camino que es la conducción, el equipo de Pura Química se afianzó muchísimo. Estoy desarrollándome en aspectos que desconocía de mí; apareció un histrionismo que nunca me había visto y disparates que no imaginaba que me iba animar a hacer. También es parte del trabajo de actriz.

–¿En qué otros ámbitos sentís que creciste?

–En la vida misma, vengo trabajando desde hace mucho tiempo conmigo y siempre tratando de superarme. Esta profesión es complicada, te golpea mucho en el ego, la autoestima, la personalidad, tenés que estar preparada para surfear las dificultades. He hecho mucho trabajo y estoy todos los días evolucionando, trato todo el tiempo de ser mejor persona.

–En los casilleros de los "pendientes", ¿que encontramos?

Formar una familia y ser mamá es lo que más me conmueve y hoy por hoy lo único que me faltaría.

–Te separaste hace cuatro meses de tu novio, Santiago. ¿Cómo te encontrás nuevamente estando sola?

–Siempre es más lindo estar acompañado, pero antes de Santi yo había estado dos años sola y me llevé bien con la soledad, tengo la facilidad de acompañarme a mí misma muy bien. Tengo mis momentos de sentir que sería bueno estar con alguien, pero los años hacen que te vayas acostumbrando a cosas tuyas y tengas algunas manías. No me cuesta acompañarme ni tampoco adaptarme a estar con alguien. No tengo problemas con eso.

–¿El deseo de ser mamá cómo juega?

–Es genial si se da como está estipulado socialmente (desde que sos niña jugás a la mamá, al papá y la familia) pero a veces sucede y a veces no. El deseo tiene que estar puesto donde uno puede y si es tan fuerte hay que concretarlo igual, aunque no sea de manera tradicional. Si elegís ser mamá sin una pareja después podés enamorarte de alguien que te acompañe en ese proceso.

–¿Lo evaluás a nivel personal?

–Todavía tengo la esperanza de enamorarme y armar una historia con alguien, pero en el caso de que no suceda no soy prejuiciosa. No es el ideal, pero si no aparece la persona indicada, con 38 y el deseo tan fuerte que tengo lo pensaría. Hay un montón de posibilidades para que eso suceda.

–Eso habla de una convicción respecto de la maternidad que no todo el mundo tiene, hay quien si no forma la familia tradicional resigna sus ganas.

No voy a resignar ese deseo por no encontrar a la persona hoy. Tampoco pierdo la esperanza de que si sucediese a lo mejor la persona aparece después. Yo voy a ser mamá, estoy pensando alternativas porque parte de tener 38 y estar cerca de los 40 es evaluar estas cosas. La edad te hace cambiar la cabeza, sentís esa ansiedad que no sabés qué es pero notás que internamente algo empieza a funcionar diferente que cinco años atrás.

–¿A qué le tenés miedo?

–Todavía le tengo miedo a la muerte, es algo que no puedo manejar ni hablar. Una de las cosas que aprendí y me dio sabiduría es que más allá de todos los sufrimientos y dolores que atravesé, soy mucho más valiente de lo que creía, mucho más fuerte de lo que pensaba, y mi umbral del dolor es muy alto. No sé si es bueno, no suelo tenerle mucho miedo a nada. La muerte es el final, todo lo demás es transitarlo.

En esta Nota