Los que lo conocen bien, saben que el hombre es bastante despistado. Sobre todo en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, que a la hora de no ser respetadas pueden generar más de un dolor de cabeza.
Algo así le pasó a Gerardo Rozín ayer, que sentado en su oficina recordó que desde hacía ya varios días, debía alcanzarle la boleta de su celular a la encargada administrativa de su productora para abonarla. Para ser más precisos, el monto era de 311,11 pesos.
El haber recordado que tenía que entregar la factura para abonarla hubiera sido sólo una anécdota, de no haber sido porque recibió un mensaje de texto en su teléfono avisando que tenía cortado el servicio... Un papelón!
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