viernes 19 de abril del 2024
DESTACADA 03-04-2013 08:26

La nueva vida de Pablo Granados en Ecuador

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"Me siento feliz, tengo total libertad para hacer lo que quiera, un gran elenco y soy director de contenido, por lo tanto, el canal me demostró total confianza". Así, como pez en el agua, Pablo Granados se mueve dentro de la televisión ecuatoriana.

Llegó a Guayaquil en el 2010 cuando TC Televisión -la señal que incautó el gobierno de Rafael Correa- le propuso una participación en "La noche de los mundialistas", a propósito de Sudáfrica y un año después nació "Granados en Pijamas". Su show va del deporte a la farándula más algunos segmentos conocidos como cámaras ocultas, parodias musicales y sketches.

Hoy el artista va por su tercera temporada junto a su eterno compañero de fórmula, José María "Pachu" Peña y un plantel a su medida.

"Acá admiran las producciones argentinas, y saben que hemos trabajado muchos años con Tinelli y que produjimos humor por nuestra cuenta. De algún modo mostramos recursos que no se habían usado", explica el rosarino a la revista Semanario. Y es que algunos quieren imitarlos. "Cada fin de ciclo surgen otros, parecido al nuestro. No lo veo mal para nada. De hecho me hace sentir orgulloso", afirma.

¿Profeta en otra tierra? "Pensaría eso, si no hubiese hecho nada importante en la Argentina". Granados se remite a sus inicios en Rosario, como músico y en tele, pero también a los 10 años en Videomatch, Sofovich, "No hay dos sin tres" y sus Martín Fierro. Indica que tras 20 años fue bueno cambiar de aire, "viajando a un país que te abre las puertas, mis hijos ya son grandes, soy divorciado, no hay nada que me impida hacerlo". Allí sus canciones también pegaron mucho. Realizó shows y hasta grabó el tema "Ámame" con la cantante ecuatoriana Hipatia Balseca.

Con plena seguridad reconoce que conoce más el Ecuador que muchos ecuatorianos. "Estuve hasta en el límite con Perú y por varios lugares de la selva. Comí gusanos vivos, me pusieron tres boas colgando del cuello, hice varias limpiezas con chamanes de varias etnias, fue una experiencia que me cambió la vida, de hecho tengo un tatuaje de la bandera de Ecuador enlazada con la de la Argentina en el hombro, que me hicieron en una plaza pública rodeado de más de 3000 personas".

Igual estar lejos de casa tiene sus bemoles, y Pablo confiesa que extraña Rosario, a sus hijos, a su madre, salir a comer carne con amigos y, obvio, ver a Newells. "Regreso a fines de mayo. Gracias a Dios mis hijos me vienen a visitar y con mi hermana Daniela recorrimos gran parte del país, incluido las Islas Galápagos, impagable".

Evocando a Marcelo revela que "no siento que me desplazaron, de a poco me fui desplazando, dejando de relacionarme con su gente. Me encanta hacer música y humor, pero lo mío no son las imitaciones; tampoco me siento cómodo cerca del mundo chimento, o de todo lo que genere un reality de baile. Nosotros fuimos muy felices en Videomatch, donde teníamos notas que eran compartimentos estancos, no me veo tratando de hacer reír a Marcelo parado al lado de él. Envidio a los que pueden hacerlo. Es un recurso que no manejo".

Sobre trabajar en un canal vinculado al gobierno, Pablo enfatiza que lo suyo no es humor político. "Es un espacio familiar donde explotamos nuestra veta más payasesca. El canal se mueve como privado. A nosotros no nos paga el Estado. Nos pagan los quince sponsors que tenemos, sin ellos, el proyecto se caería".

Además, recuerda su experiencia con Rafael Correa: "Las dos veces que estuvimos con él se relajó y se divirtió mucho, de hecho nos quedamos más tiempo del que planeamos, él quiso guitarrear y cantar un rato más. Le encanta León Gieco, Pablo Milanés, Piero, los temas que yo siempre toque en la guitarra desde adolescente. Es una persona que me cierra y a la que le tengo una gran admiración. Nunca pensé que iba a recorrer el Palacio de Carondelet, vestido de Morticia Adams y Pachu de Homero", recuerda orgulloso.

"Le hicimos un asado con carne y vino argentino que yo mismo llevé desde Buenos Aires. Lo que comió ese hombre", bromea.

Se adaptó bien a Guayaquil. "La comida es riquísima, el pescado, el pollo, las variedades de frutas y verduras también. Salvo que le ponen cilantro a todo, eso no me gusta. Hasta el papel higiénico tiene cilantro", agrega entre risas. "Estoy muy mal acostumbrado, no como carne de vaca salvo que me traigan de Argentina".

Sin planes a futuro se siente feliz. "Gracias a Dios es la temporada de más éxito. Ojalá se haga la cuarta".

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