Mickey Rourke no solo es dueño de sus éxitos y sus fracasos, sino que también es consciente de ellos y hasta casi está orgulloso de las malas películas en las que actuó. Para comprobarlo, basta con escucharlo hablar de sus últimas participaciones -porque además de consciente, es honesto con su trabajo-.
En la fiesta que hubo luego de la presentación del film Scream 4 -organizada por el rapero 50 Cent, a la que Rourke tuvo la gentileza de asistir por el simple hecho de llevarse bien con Harvey Weinstein, productor estadounidense-, le preguntaron qué le parecía el estreno y confesó no tener “ni la menor idea” de sobre qué versaba la película.
A su vez, en la intimidad de la fiesta, un periodista de Vulture charló con el actor de Nueve semanas y media frente a 50 Cent por en el que actúan juntos, 13:
-Muchachos, ustedes dos comparten cámara en una película, ¿Es así?
-Sí, una muy mala película.
-¿¡Qué!? ¿Y ya salió?
-No, y es tan mala que no puede salir...
-¿Y por qué participaste en el rodaje?
-Por la plata.
-Pero crees que la películas es mala...
-Malísima.
-¿Por qué?
-Tenés que verla.
-¿Y qué pasa con la película que hiciste con Megan Fox y Bill Murray?
-Pésima. Otro film malísimo. Pero entenderás que en tu carrera y en todas los trabajos que hacés, vas a hacer decenas de malas películas...
-¿Pero vos no habías dicho que Megan Fox era una de las mejores actrices de todos los tiempos...?
-Eso es porque trabajé con ella (sonrisa cómplice).
-La película tendrá un lanzamiento limitado.
-Eso se debe a que no es tan buena.
Pero si el diálogo anterior no resulta justificativo concluyente como para confiar en la honestidad brutal de Mickey -que es capaz de protagonizar cualquier película clase Z si lo seducen con la suma de dinero adecuada- habrá que prestarle más atención a sus actos.
El ex boxeador llegó a tocarse viendo los pechos de la actriz Kate Winslet en plena alfombra roja. Y es algo que Rourke no oculta ante la consulta de la prensa. No es que celebre sus miserias, pero no puede mentir: así de simple. Y eso puede llegar a traerle alguna complicación –lo sabe– pero tampoco le interesa demasiado.
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