viernes 19 de abril del 2024
DESTACADA 21-02-2020 20:39

Qué bochorno: Nadie fue al entierro de Beatriz Bonnet

Ninguna persona se acercó a despedir a la actriz que además debió llevarse una falta de respeto horrenda a la tumba.

La muerte de Beatriz Bonnet a los 89 años de edad el pasado miércoles 19 de febrero había llenado las redes y los medios de comunicación de mensajes en respeto a la actriz llorando su partida. Pero nada de eso se repitió en el Cementerio de la Chacarita, ya que ninguna persona se hizo presente en el entierro de la artista, en una acción que puede ser descripta con la frase que la actriz popularizó allá por la década de 1980 en el recordado programa Mesa de noticias: “¡Qué bochorno!”.

Para colmo, la actriz cuyo deceso ocurrió en el Hospital Fernández de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tras varios años de estar alojada en un geriátrico y haber sufrido de la enfermedad de Alzheimer y de demencia senil, tuvo que soportar una horrenda falta de respeto a solo algunos centímetros de su ataúd, debido a que la persona encargada de colocar su nombre en el coche fúnebre que la trasladó hacia su morada final, escribió Beatris, sin Z, y tampoco hubo nadie para que corrija ese error.

De acuerdo a lo relatado por el medio Infobae, solo un sacerdote de la Iglesia Católica se hizo presente en el cementerio para dedicarle unas palabras a Bonnet, y la ausencia fue tanta que el chofer del vehículo mortuorio se bajó del mismo para acompañar al cajón mientras el cura realizaba una breve ceremonia, debido a que no hubo una misa de responso.

Sin familiares ni colegas, y con solo algunos cholulos de entierros aledaños y contados trabajadores de prensa, Beatriz tuvo un último adiós absolutamente alejado de sus años en los que era vitoreada por todo un país gracias a sus intervenciones en el ciclo de Juan Carlos Mesa, los aplausos del público en las obras donde brilló y el honor que le otorgaron premios como el Martín Fierro –que ganó en cinco oportunidades- y su entierro fue de una manera mucho más cercana a la tristeza que transitó en su última etapa, cuando fue estafada por una mujer y sus hijas, quienes abusaron de su confianza y estado de salud dejándola sin hogar.

L.L.