Cuando veíamos por la Televisión Española los capítulos de Cuéntame cómo pasó, no imaginábamos que años después estaríamos escribiendo la versión argentina de la serie. Pero sucedió: a partir de la convocatoria de la TV Pública, los Alcántara se convirtieron en los Martínez, y la historia española en la nuestra. Los tramos finales del franquismo, allá, se convirtieron acá en la agonía y la muerte de Perón. A la apertura democrática española le correspondieron, en versión local, los años más negros de la dictadura argentina. A partir de esa diferencia, todo tuvo que cambiar. No es lo mismo contar el camino de la represión a la libertad, que el inverso. Y no solamente el camino sino las consecuencias de este recorrido en la vida de la familia protagonista. Porque de eso trata Cuéntame...: de cómo la historia nos atraviesa y va metiéndose en la cotidianeidad de todos nosotros.
Cuéntame... es además la vida de cada uno de sus personajes con sus peripecias, sus idas y vueltas, amores, desengaños, sueños y proyectos.
La adaptación histórica no fue el único desafío: la serie original, que en España va por la temporada 18, tiene una frecuencia de una vez por semana. Esta versión saldrá al aire de lunes a jueves. Lo cual significó otro problema a la hora de adaptar el formato: la emisión diaria nos obligó a comprimir y elipsar. De todos los hechos históricos tuvimos que decidir cuáles debíamos contar y cuáles era posible soslayar, sin sesgar el relato. Porque además, esta primera temporada va desde 1974 hasta las elecciones de 1983, un período complejo y controversial.
Escribir una tira diaria es un esfuerzo importante: lleva dedicación absoluta y muchísimas horas de trabajo. En este caso además, hay que sumar rigor histórico hasta el más mínimo detalle, disponibilidad de archivo audiovisual y las demandas de un programa “de época” con sus costumbres y vocabulario propio. Tuvimos que recordar y en muchos casos aprender cómo se vivía, cómo se hablaba, qué golosinas se comían y qué películas se miraban hace poco más de cuarenta años. Todas estas particularidades hacen que escribir Cuéntame sea menos rutinario y más atractivo.
Este trabajo, que empieza en nuestras computadoras y va a terminar en la pantalla de un televisor, implica la participación de más de cien personas. Cada vez que un actor entra a la escena hay vestuaristas, maquilladores y peluqueros para que se vean como se veían en esa época. Cada vez que, en la ficción, un personaje lee el diario, cruza la calle o entra a un bar, puede hacerlo porque detrás de ese gesto hay escenógrafos, archivistas y decoradores que buscaron los elementos, eligieron ese lugar, lo iluminaron y lo ambientaron para hacernos viajar en el tiempo, cuatro décadas atrás. Un equipo que se completa con un equipo de historiadoras, productores, directores y técnicos.
Escribir Cuéntame cómo pasó es como armar un rompecabezas. El único dibujo de referencia es la foto de la familia y sus relaciones personales. Todo el resto son piezas nuevas que deben ir acomodándose a lo largo de los ochenta capítulos de la serie.
Los Martínez y su entorno van a pasar por todo: el Rodrigazo, la euforia militante, la Triple A, el golpe militar, Argentina campeón de Fútbol del 78, amigos desaparecidos, el rock nacional, redadas policiales, los Sea Monkeys, la tablita, los viajes a Miami, el deme dos, el Pac-Man, los primeros videojuegos, y la TV color.
Nosotras, las guionistas, trabajamos juntas hace 14 años, con la ventaja que eso significa: nos conocemos de memoria y cuando nos sentamos a diseñar el futuro de los personajes, nos divertimos, nos reímos y la pasamos bien, que es la manera más eficiente de trabajar.
Sabemos negociar y nos damos permiso para proponer ideas absurdas y delirantes, que después de un par de vueltas se convierten en algo potable.
En esta tarea tenemos cómplices: el equipo de dialoguistas –Lucila Díaz Castelli, Luis Martelli y Lola Sasturain–. Y nuestro asesor creativo, que nos da ideas, nos marca errores y propone líneas tanto o más disparatadas que las nuestras.
A veces, como en los rompecabezas, alguna pieza se pierde y otras no encajan. En ese momento recordamos nuestra frase de cabecera: con esta harina hay que hacer el pan. Y seguimos cocinando.
*Guionistas de Cuéntame cómo pasó.
Liliana Escliar / Marisa Grinstein