viernes 29 de marzo del 2024
TELEVISIóN 13-06-2017 16:10

Una pareja que con el sexo llega al corazón

Por Gustavo Méndez | En Las Estrellas ella es una prostituta vip, y él, un abogado y empresario. Ahí comienza la historia que genera seducción y escenas de alto voltaje dentro de la ficción más vista de la televisión.

Todavía no grabaron las escenas más calientes, pero Gonzalo Valenzuela (39) y Justina Bustos (28) saben que en el horizonte cercano llegarán momentos de alto voltaje pasional en Las Estrellas. El chileno en rol de Manuel, un abogado misterioso y sexy, y ella Miranda, la heredera más joven del hotel que les dejó papá Estrella, y quien además, oculta el secreto de dedicarse a la prostitución vip bajo el seudónimo de Mía. Una historia que empezó con un encuentro como cliente de servicios sexuales y que ahora afianza la relación amorosa más atrapante de la ficción que tuvo el segundo mejor arranque de una tira de la factoría Pol-Ka.

—¿Cómo fue el primer encuentro entre ambos?

BUSTOS: Con Gonzalo no nos conocíamos, fue en una reunión en Pol-Ka. Gonzalo es muy simple, se dio todo fluido, es un gran compañero y hacía mucho que no trabajaba en Buenos Aires, lo encontré contento, feliz. Y en cuanto a las escenas salen y nos apoyamos mutuamente en el set.

—¿Qué encuentra la gente en esta tira y en la pareja de Miranda y Manuel?

B: Creo que agrada que a Miranda le gusta físicamente, pero más que nada porque le da una sensación de protección, de apoyo. Es una historia muy romántica, con pasión, si no, a mí me aburriría. Incluso a las chiquitas les gusta mi personaje, nenas de 11, 12 años, de Mía, con su pelo rubio, con su feminidad explotada. Me lo manifiestan e n T w i t t e r , Instagram, y eso demuestra algo.

VALENZUELA: Es una comedia romántica de cinco personajes femeninos protagonistas, fuertes, y que hoy en día el tema de la mujer es un tema que todos le estamos dando mucha bola, que es importante, relevante la igualdad, con todo el respeto que se merece. Las historias son atractivas y está muy bien escrita.

—El colectivo “Ni Una Menos”, ¿es tan fuerte en Chile como es en Argentina?

V: Si, sucede igual. Es un tema universal, se movilizan, hay cambios radicales y está muy bien que eso suceda. Yo soy criado en una sociedad machista, y hoy en día me he planteado muchas cosas y cada vez me alejo más de esa crianza, de ese pasado machista. Es muy bueno que esté pasando.

—¿Cómo armaste el personaje de una prostituta vip?

B: Nos juntamos con Carnevale (director) y la autora Marta Betoldi y con Sonia, una ex prostituta. Tuvimos una charla donde compartió su experiencia, sentimientos, nos habló de la doble vida desde su punto de vista. Sonia ahora da charlas y escribe libros y nos enfocamos en su historia, y esa doble vida es súper interesante, le da algo particular al personaje, fue muy desafiante para mí.

—Cuando apareció “Ni Una Menos”, las prostitutas se sintieron excluidas, ¿qué pensás de las mujeres que lo eligen?

B: Cada una es libre de hacer lo que sienta y lo que desee. Hay que ser consciente de las consecuencias que trae utilizar el cuerpo como instrumento. Hay personas que desde un principio se vieron obligadas, o fue la plata, el trabajo más fácil que vieron, y por no aspirar a un poco más se quedaron con eso, en la comodidad que eso genera; no me parece bien. Y la persona que lo hace por decisión propia y está convencida, lo respeto.

—Antes, la iniciación sexual de un varón era incitada por el círculo íntimo, como un ritual de ir a “debutar” y se acudía a contratar una prostituta en plena adolescencia. ¿Te sucedió a vos?

V: No, para nada. Sí, siento que eso es como que de otra época, eso existió, hay que decirlo, pero más en sociedades de nuestros padres o abuelos, porque mis amigos tampoco empezaron así.

—Gonzalo, ¿por qué aceptaste volver a trabajar en Argentina?

V: Vengo constantemente a Argentina, tengo un contrato con Mega de Chile, estoy instalado allá y viajo fin de semana por medio a ver a mis hijos (Silvestre y Alí, de su relación con Juana Viale). En Chile terminé una tira en enero y en agosto empiezo la otra y me quedaban estos meses de bache. Mi decisión fue venirme acá para estar cerca de mis hijos, y en el medio me llamó Adrián (Suar) para protagonizar un unitario que después se transformó en tira, y no podía hacerlo por los tiempos. Pero por suerte la pude hacer, acomodaron la historia y estoy contento. Me obliga a instalarme, y me da la posibilidad de estar con mis hijos todo el tiempo, incluso a veces vienen al set conmigo.

Valenzuela, al igual que su personaje, es empresario, pero en el rubro teatral en Chile. Administra cinco salas del Centro Cultural Mori, espacio que tiene en sociedad con Benjamín Vicuña y Cristóbal Vial. “Estamos construyendo un cine, junto a Stella Artois, un cine boutique, más indie”, revela el actor que aquí hizo Botineras y Sos mi hombre, ficción en la que conoció su pasión por el boxeo incentivado por Luciano Castro, otro galán de Las estrellas. “Tengo un club de boxeo que se llama Club Ringo, lo abrí hace un año y me está yendo muy bien en este proyecto que es muy personal, soy amante del deporte, del boxeo y tengo 350 chicos entrenándose. El nombre me pareció un homenaje a Bonavena y a mi hijo”, cuenta el actor. Bustos canaliza las 11 horas de trabajo diario con clases de tap. “Tengo que hacer algo para descargar. Es mi primer protagónico, nunca hice tantas escenas por día que trato de no contarlas porque es peor”, dice la joven.

—Gonzalo, ¿das clases de boxeo?

V: Por ahora no, pero cuando vuelva tengo ganas de hacer algo, no sé si clases, tal vez, una iniciación de boxeo y estar en el día a día. Yo siempre voy a entrenar, estar bien, y arranqué boxeando con Luciano (Castro), en Sos mi hombre, y de ahí no lo dejé.

—¿A Benjamín lo ves más allá o acá?

V: Si estamos allá nos vemos allá, y si estamos acá, como ahora, nos vemos acá. Estamos en permanente contacto, somos amigos, hermanos de la vida.

—¿Quien hace los asados?

V: Yo, por supuesto (se ríe).

—Justina, dijiste que la siguen muchas nenas chiquitas, pero habrá escenas de sexo, ¿no?

B: ¡Eh!, sí, pero ahí las madres le taparán los ojos (se ríe).

Cabeza a cabeza con Tinelli

—¿Cómo está la tele de Chile en comparación con la de Argentina

VALENZUELA: Igual que acá, con altos y bajos. Ahora bien, el público está, existe, ve producciones nacionales, y es importante identificarlos. El público lo pide. Aparecieron Netflix, series, plataformas, y todos temblamos sobre qué iba a pasar con las producciones locales, y acá con Las estrellas y las teleseries que hicimos en Mega fueron buenas. La gente quiere ver a su gente, a su idiosincracia y te da la pauta que todavía tenemos mucho por hacer.

—Justina, estuviste en Historia de un clan y en cine con Los que aman, odian. ¿Con quién te formaste y cómo vivís la popularidad?

BUSTOS: La popularidad se siente, no me había pasado con Historia de un clan, pero ahora sí, y lo vivo muy relajada. Y me formé con Augusto Fernandes, Nora Mosenco, Mónica Bruni, y dos meses en la Film Academy de Nueva York.

—¿Creen que le pueden ganar a Tinelli?

V: Es alentador arrancar bien y se estabilizó, en más de una semana, con un buen promedio de rating. Es bueno para la tele, y para los actores.

B: No me había hecho expectativas, no esperaba esta repercusión porque no me detuve a pensarlo. Marcelo Tinelli es un número uno, pero que estemos ahí, me da mucha alegría

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