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Había una vez una veinteañera que vivía en San Francisco. Sophia (Britt Robertson) no sabía qué hacer con su vida. De trabajo en trabajo y con problemas para pagar las cuentas, hasta que decidió vender una campera de cuero que había comprado por pocos dólares en una feria americana. Corría el 2007 y la anunció en eBay (el Mercado Libre de USA), donde consiguió que le pagaran una cifra muy alta. Había encontrado su espacio de expresión: Nasty Gal, la venta on line de prendas vintage que ella transformaba en modernas.
Este es el centro de Girlboss, la nueva comedia de Netflix cuyos 13 episodios se pueden ver desde hoy. Es especial para que se identifiquen aquellos que están transitando la misma etapa de la protagonista y, en este momento, no encuentran el rumbo de sus vidas. Atención que la chica tiene una forma de ser muy particular (frontal, energética y olvidadiza), así que veremos cómo se complica la existencia, casi sin querer.
La trama está basada en el libro homónimo, en el cual Sophia Amoruso contó su historia desde que comenzó a vender ropa vintage on line y, a los 27, se había convertido en millonaria con su nueva forma de encarar la moda. ¿Esas cosas pasan sólo en los Estados Unidos?
Y así vas a descubrir que la chica tiene un problemita, de relacionamiento principalmente. Vas a ver que también tiene suerte y te vas a encontrar con conversaciones sorprendentes y un vecino muy particular (RuPaul está fantástico). Britt (Tomorrowland y El viaje más largo) le pone tanta energía al personaje que debe de terminar extenuada después de cada toma, y está muy bien acompañada por personajes (y actores) que tratan de aportar seriedad y de acompañar a la protagonista en sus locuras.
Dato extra: la serie está producida por la propia Amoruso, Kay Cannon (Pitch Perfect 1 & 2) y Charlize Theron (sí, la actriz). Pero no pretendas más del show de lo que ofrece, una estética linda aunque paupérrima y un personaje no tan querible.
Por Patricia Daniele | Twitter: @Pato_Daniele
