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Tras una entrega 2016 donde la ceremonia y las estatuillas se vieron empañadas por la polémica acerca de posible racismo en las candidaturas, y en un año en que las series de televisión comenzaron a dar señales de fatiga (lo cual será motivo de otra columna), Hollywood tenía la oportunidad, a través de la ceremonia más vista del mundo en lo que a espectáculos se refiere, de decirle a la audiencia que la cuna del cine goza de buena salud y es amplia en sus criterios. Sin embargo, todo indica que en vez de dar señales óptimas de cara al futuro, la Academia -compuesta en buena medida por integrantes muy avanzados en edad- preferirá rendirse homenaje a sí misma eligiendo a una película que es muy mediocre pero, claro, se dedica a rendirle honores a ellos.
Pero bueno, antes que fortalecer la calidad en el cine premiando muy buenas películas, el próximo 26 de febrero la Academia optará por acariciar su propio ego dándole la estatuilla mayor a La la land. Lo cual no sería grave de no ser porque habrá millones de personas observando ese show obsoleto.
* Editor de Espectáculos del Diario PERFIL
