viernes 29 de marzo del 2024
CINE 05-12-2016 16:55

Viggo Mortensen “Los miedos hacen que uno sea ignorante”

El actor, que visita nuestro país para promocionar Capitán Fantástico, acusa a Hillary Clinton por haber supuesto que sólo por ser demócrata la iban a votar los latinos. Critica a Barack Obama y lamenta que la tecnología sólo sirva para reproducir los prejuicios.

Hay bajones, uno se deprime un poco, por cosas importantes como lo que sucede actualmente en Estados Unidos o con San Lorenzo, eliminado de la Sudamericana. La democracia es así, en ese sentido: hay que seguir trabajando”, dice Viggo Mortensen (58) en exclusiva para PERFIL. Lejos del frenesí que podría equiparar a un equipo de fútbol con una nación, Mortensen suena, siempre, como el ser humano más sensato posible. No importa que haya sido parte de una de las franquicias más taquilleras de la historia, como El señor de los anillos, o que haya devenido el actor fetiche de David Cronenberg. Mortensen suena tranquilo, amable, humano en el sentido más sensible y sensato de la palabra.

Esta semana, llegó a Buenos Aires para presentar Capitán Fantástico, tanto en el marco de la Semana de Cine del Festival de Cannes (que termina mañana, el último gran regalo del año para la cinefilia porteña) como de su estreno comercial el jueves pasado (ver crítica en página 2). Allí interpreta a un padre que cambió la educación tradicional por karate y textos de Chomsky en una comedia también sensible y sensata, sobre todo para los tiempos que corren: “Es un personaje contradictorio. Hay que escuchar a todos y formarse su propia idea. Ser humilde y estar abierto a las ideas de otros, y si alguien viene con una idea mejor, hay que modificar. El se contradice, y es el último en enterarse, ya que por muy buen padre que sea con sus exigencias y su amor, va por mal camino. Tiene que ser más flexible. Me gustaba ese viaje. Me gusta esa idea como cuento”.

—“Capitán Fantástico” llega en un momento justo. ¿Cómo se vive en Estados Unidos por estos días y cómo lo estás viviendo vos?

En estos momentos en Estados Unidos, como siempre, la gente se mira el ombligo y sólo se preocupan por lo que pasa en su país. Nosotros, mientras hacíamos la película, con el director Matt Ross hablábamos de la polarización en la sociedad, del racismo, del sentimiento antiinmigrante. Los miedos hacen que uno sea ignorante, hasta que se comunica con gente distinta. La película habla de eso, de hablar con quienes no estamos de acuerdo. Acá la película ha ido creciendo y siempre ha sido un tema esa distancia. Si no es un remedio, claro, es al menos una manera de afrontar los problemas que tenemos. Es una película que va a ser recordada porque da justo en lo que es el problema más preocupante hoy.

—Vos estabas a favor de Bernie Sanders y votaste públicamente por Jill Stein, del ecologista Green Party. Hubo reacciones enojadas con tu voto, ¿qué pensás al respecto?

—Lo tienen muy cómodo los demócratas y los republicanos, cada vez que hay una elección presidencial y con los debates. No permiten que estén otros partidos. Entonces, nadie les pone una pregunta difícil sobre la injusticia social-económica, que fue lo que le costó la derrota a ella: creer que por ser demócrata los afroamericanos, los latinos, los pobres los iban a votar. No. Tenés que ocuparte del tema. El voto latino, por ejemplo:estaban seguros de que iban a votar a los demócratas porque Trump dijo una barbaridad, o varias. Esas son sólo palabras. El gobierno de Obama, del que ella ha sido parte durante los últimos ocho años, ha deportado a casi 3 millones de inmigrantes. Mujeres, niños y más personas. Han realizado un apoyo institucional al golpe en Honduras y pidieron a otros países que los apoyaran. Los latinos no son estúpidos. No alcanza con un candidato que hable español pasando por Texas. La gente tiene que enterarse de las preguntas que hay que hacer. Ni se mencionó casi el cambio climático.

—¿Te da miedo en ese sentido la derecha, y su brote actual en el mundo?

—Los medios ganaron mucho dinero promocionando diferencias de personalidades pero la gente no se enteró nada. La gente está harta. Va a comenzar a involucrarse mucho más. El error que promociona la gente, gracias a que es una idea de la política americana, es que la democracia es una cosa fija. Como la sabiduría o una buena relación de pareja. Pero no. Son todos procesos, son cosas que fluyen. Nunca va a ser perfecto. La película sabe mostrar cómo cuando la gente para de pensar “somos extraordinarios”, entiende que cualquiera puede tener una vida interesante, que cualquier Constitución es una hoja de ruta. No es simplemente votar o no votar cada cuatro años.

—Desde tu distancia y tu cercanía emocional, ¿cómo ves a la Argentina hoy bajo el gobierno de Macri?

—Desde mi posición y un lado más o menos ideológico, no me sorprende el sufrimiento de gran parte de la gente a causa de las medidas que ha tomado el gobierno de Macri. Para mí eso se veía venir. Para mí, fue un bajonazo igual de potente que pensar que Trump va a estar ahí. Aunque si hubiera ganado Hillary Clinton acá, también me hubiera preocupado mucho, por sus vínculos con Wall Street y porque es una persona muy bélica. Lo ha demostrado una y otra vez. No me sorprende que en Argentina esté sufriendo la gente y que no se ocupe el gobierno actual federal de muchas cosas importantes que afectan a la gente, de manera equitativa, digamos. La salud, la educación, muchas cosas que se barren debajo de la alfombra. O que deliberadamente se cancelen cosas que se iban a hacer y que eran para el bien de la gente. Es verdad que heredó una economía con muchos problemas, y en gran parte es por eso que ganó. Preocupante.

—¿Confiás en las nuevas generaciones? ¿Cuál creés que es la lección clave para dejarles?

—La generación de ahora, la nueva, nunca ha tenido tantas posibilidades para aprender y comunicarse con otros. Lo que pasa en todos lados es que la gran mayoría de las personas usa la tecnología para aumentar el montoncito que tiene de ideas, de prejuicios, de ideologías que refuerzan lo que ya sabe. Como ciudadanos, tenemos que enterarnos de todo, ahí está el futuro. Es relativamente nuevo ese acceso a la información. La democracia depende de la participación, y eso implica cómo saber mejor. Usar la tecnología para saber qué es vivir en otras partes, cómo es el resto del país, qué es el islam del país, en que creen otros. Es muy fácil para los políticos usar el miedo y el odio respecto de países vecinos o razas. Si somos inteligentes, los políticos no nos van a poder tomar el pelo. Yo creo en eso.

Miradas más allá de Hollywood

La Semana de Cine del Festival de Cannes llegó con una serie de películas distintas a las que suelen verse en la cartelera porteña, por lo general enfocada en las superproducciones de los grandes estudios.

Se exhibió, en el cine Gaumont, donde se desarrolla el ciclo, el lunes pasado, la última ganadora de la Palma de Oro en la riviera francesa, Daniel Blake, del polémico y agudo director británico Ken Loach. También estuvo Capitán Fantástico (el film protagonizado por Viggo Mortensen, por el cual vino a nuestro país), Elle (la película del holandés Paul Verhoeven, ya alejado y muy crítico de Hollywood, protagonizada por Isabelle Huppert, que representa a Francia en los Oscar), Train to Busan (film coreano sobre apocalipsis zombi) y Toni Erdmann (de Maren Ade, hoy a las 20). Para dar una idea cabal de la discrepancia entre las películas exhibidas y lo que se ofrece en la cartelera local, salvo Capitán Fantástico, Train to Busan y Juste le fin du monde, ninguno de los films tendrá su estreno local. Aunque habrá que ver, claro, qué ocurre si finalmente Elle resulta nominada al Oscar.

Vale destacar la vuelta al país de Isabelle Huppert, que brindó una masterclass junto al director de Cannes Thierry Frémaux en el Gaumont, con entrada libre y gratuita, el último miércoles.

A la hora de preguntarle a Viggo Mortensen sobre estas películas y si cree que el cine se ha distanciado de la gente, el norteamericano responde: “No, no creo. Claro que si hablamos de las películas grandes de cómics, a veces se puede colar algún mensajito. A mí no me gustan las películas con mensaje. Me gustan las películas que provocan preguntas, no que generan respuestas. Hay películas en Estados Unidos este año que hablan del racismo, de la homofobia, del trato de mujeres, de diferencias religiosas. Lo bueno es enterarse de todo, y comunicarse con todo el mundo. Aquí se habla directamente de la política, del sexo, de la muerte”.

Por Juan Manuel Domínguez para Diario Perfil