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Tomás (Mariano Martínez) vive un presente desconocido, a causa del golpe en su cabeza. De lo único que está seguro es del profundo amor que siente por Esperanza (Lali Espósito), la joven que le ha quitado el sueño.
La atracción venció toda barrera: ambos compartieron una noche soñada, apartados de todo y de todos.
Juntos se divierten, juegan, disfrutan y no pueden dejar que la atracción avance a cada segundo.
Por eso, con la caída de la noche, la ex novicia eligió un elegante vestido blanco para la velada que se aproximaba, mientras que el obispo optó por un impecable smokin.
Pétalos de rosas y velas blancas y rojas fue la escenografía con la que se encontró la joven al bajar de la escalera. Abajo, en la sala de estar, el hogar a leña estaba encendido. De la nada, apareció la figura del religioso.
“Estás hermosa, puede ser una vueltita”, le dijo. Ella accede y también le pide un giro. “No sé ni tu nombre pero estoy seguro de que sos la mujer de mis sueños”, confesó él.
Y llegaron los primeros besos, y vino el brindis con vino por la falta de memoria y para que la noche sea eterna. “Sos la mujer que me hizo conocer el amor, que la vida nos mantenga siempre unidos”, pidió Tomás antes de colocarle un anillo.
Y se volvieron a besar. Se desnudaron, se reconocieron los cuerpos con cada uno de los sentidos, se entregaron a la pasión y se amaron como nunca antes.
