jueves 28 de marzo del 2024
DE PASILLO 10-09-2015 00:16

Comenzó "Historia de un clan"

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Con muy buenas críticas en las redes sociales y dominando su franja horaria en rating, comenzó por Telefe "Historia de un clan", la ficción producida por Underground que cuenta la historia del clan Puccio.

Con dirección de Luis Ortega y las actuaciones de Alejandro Awada, Cecilia Roth, Ricardo "Chino" Darín, Rita Pauls, María Soldi, Nazareno Casero, Justina Bustos, Pablo Cedrón, Tristán, Gustavo Garzón, Benjamín Alfonso, Matías Mayer y gran elenco, "Historia de un clan" fue ganadora del concurso para miniseries "Prime Time" Full HD 2014 y BACUA (Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino) que otorga el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) y el Ministerio de Planificación con subsidio del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales).

Los Puccio son en apariencia una familia como cualquier otra. Arquímedes Puccio es un hombre muy disciplinado, obsesivo, riguroso y muy autoritario con sus hijos. Arquímedes hace todos los trabajos posibles para pertenecer a una clase social alta, está casado con Epifanía Calvo de Puccio, esposa silenciosa y con grandes pretensiones de acceder a una buena posición social, ocupada de sus hijos, fiel creyente de la religión católica. El matrimonio tiene cuatro hijos: Daniel, apodado "Maguila", que vive en Nueva Zelanda; Silvia, la artista de la familia; Adriana, la menor y la preocupación mayor de papá Puccio por tener 16 años y estar en el difícil periodo de la adolescencia; y Alejandro "Alex" el hijo ejemplar, rugbier exitoso, ex Puma y actual jugador del CASI (Club Atlético de San Isidro). Buen mozo, sumamente obediente (temeroso) de su padre. Alex está de novio con Mónica, una joven de buena familia, la nuera ideal de papá Puccio.

Arquímedes es un hombre frío, y de "grandes ideas" para mantener a su familia en una buena posición, no solo económica, también social. Los negocios familiares no bastan para el costo de vida al que se ven expuestos, es por eso que papá Puccio, dejará que la ambición lo conduzca, desafiando al destino, y dejando en evidencia un claro perfil psicópata.

El plan que Arquímedes tiene entre manos requiere de ayuda, y que mejor que su propia familia sean sus cómplices, y es por eso que escribe una carta a su hijo Daniel "Maguila" para pedirle que regrese de Nueva Zelanda. Daniel se opone, pero Arquímedes se las ingenia para traerlo de vuelta, argumentando que se siente muy mal, muy solo, y que no tiene a nadie en quien confiar ni que lo ayude a salir adelante económicamente. Frente a la presión del padre, "Maguila" decide volver.

Una vez que su hijo está junto a ellos, busca a sus colaboradores, personas de dudoso prontuario que pasan por aprietos económicos, y Puccio les propone el trabajo: un brillante negocio, un terreno que estaba quedando libre con el fin de la dictadura militar, una industria sin chimeneas y con poca mano de obra: la industria del secuestro.

Está casi todo listo para dar comienzo a una serie de acontecimientos que estarían signados por el horror. Solo falta capar a su otro hijo, al hijo ejemplar, al joven Alex. La excelente reputación de su hijo en San Isidro, su condición de campeón, sus costumbres sin mácula serían el escudo detrás del que pensaba protegerse la banda.

Alejandro frente a una propuesta tan horripilante trata de convencer a su padre de que es una completa locura, pero Arquímedes sabe cómo persuadirlo, le recuerda que nada de lo que tenía, ni siquiera su fama de brillante deportista, sería posible de no haber intervenido él, él fue quien diseño su destino, y hay deudas que solo se pagan con sacrificios. Alejandro se convierte así en la carnada para poder secuestrar a gente muy adinerada, como lo eran sus compañeros de rugby del Club San Isidro.

Conformada la banda comienzan las acciones para llevar a cabo los secuestros extorsivos, y la casa familiar de los Puccio se convertiría en el centro de tortura. Arquímedes no solo cree que su casona de San Isidro es el lugar mas seguro para usar como centro de operaciones, sino que le encanta jugar con los contrastes: la vida familiar arriba, y el horror en el sótano. Es así como la casa de doce habitaciones y un gran patio español se convierte en el escenario para devorar a los rehenes.

¿Podían el resto de los habitantes de la casa desconocer la existencia de movimientos fuera de lo común? ¿Existió un pacto criminoso familiar?