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Por Marcela Tarrio (*)
¡Me aburroooooooo! Vamos, gente de la farándula, sepan que ya estamos cerrando la primera quincena de enero, que no pasó naranja y que el panorama pinta negro más allá de los pajaritos de colores que nos quieran vender.
¿Qué esperan para darnos una alegría? Una le pone garra, pero no puede ser que nos conformemos con los escandaletes de Victoria Xipolitakis, más chiquitos que su tanga y su cerebro.
Me niego. Quiero creer que algo va a pasar. Todos los años, en esta misma página me quejo de lo mismo, y eso es porque cada temporada llega más lavada que la anterior, como si con las almejas se hubieran extinguido los escándalos con mayúscula, los romances encubiertos y revelados a la luz del sol marplatense, los divorcios generados tras las rocas de las sierras o los cuernos hechos y derechos que tantas tapas han adornado años atrás y que ahora brillan por su ausencia, al menos en las cabezas de figuras de renombre ya que los de las Paleo, las griegas o las mil y una modelitos con alma botinera, de Wanda hacia abajo, no califican para tapa...
Digo yo, ¿quién fue el desgraciado que tiró lavandina desde El Faro? ¿Ustedes navegan en internet? No les pasó de ir a algún portal y leer un título tipo catástrofe que dice, como apareció días atrás: "Escándalo: fuerte cruce de Pampita y la modelo Daniela Urzi". Y uno entra para ver y te cuentan que Urzi se quejó por Twitter porque su colega subió una foto de un back de una producción compartida y la increpó con palabras "durísimas" como: "¿No pudiste con tu genio y subiste la foto del back, no?" A lo que la mujer de Benjamin Vicuña contestó: "quería compartir con la gente, como siempre".
¡Oh, Santas pasarelas, recórcholis, qué pelea! Si eso es un fuerte cruce, ¿qué fue aquella grandiosa noticia que años atrás nos inauguraba la temporada en Punta con Pampita y Macedo agarrándose casi de los pelos?
Así estamos hoy, viendo cómo la tele le echa levadura a la frase más naif para inflarla y llenar dos horas de un programa en vivo (con el porro de Federico Bal alcanzó para dos días y con los enojos de Flavio Mendoza, otro tanto) mientras vemos cómo las que ayer eran las heroínas del quilombo, hoy están más calladas que Cristina en las Fiestas. Y rogamos, mientras oramos frente a las estampitas de Susana y Moria, que al menos Juana Viale despierte de su letargo, se enamore de Gonzalo Heredia y se agarre a las piñas con Brenda Gandini, o salga con algún otro ministro a dar un paseo en auto. Por suerte, al menos el marido de Flor de la V le puso un poco de pimienta a La Feliz y se agarró con Gianola, que si no, ya podríamos decir que el verano viene más calmo que Facundo Arana.
Queremos romances, divorcios, amores prohibidos y alguna pelea como el Diablo manda. Vamos, sean buena onda, que nosotros les hacemos el aguante todo el año.
Así que hagan ahora lo que podrían hacer mañana –desde pelearse con la suegra o tirarle la ropa al marido por la ventana, a agarrarse de la tanga por un futbolista– que el verano es corto, y las tapas, ¡muchas!
(*) Editora Jefa de Semanario
