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Se llamaba Rodolfo Giménez: por elección, fue Argentino Luna, y quizá sin quererlo, se convirtió en abanderado de la música popular. El autor de “Mire que es lindo mi país paisano” y “Zamba para decir adiós” -entre otras 300 canciones que marcaron un estilo arraigado a la tradición-, falleció a los 69 años el sábado pasado en la Fundación Favaloro, institución a la que había sido trasladado el 22 de febrero por una obstrucción intestinal.
Para Victor Heredia, no sólo falleció un artista de ley, sino que “se fue un amigo”: “Recién vuelvo de Uruguay y me enteré de la noticia por un colega. Fue tremendo”, disparó el cantante. “Nos conocimos de muy jóvenes, allá por el '65”, recuerda el cantante y agrega que “su obra trascenderá más allá de su muerte”.
En la misma sintonía, la cantante Soledad Pastorutti confesó que Luna fue uno de los artistas con el que más momentos compartió: “Incluso lo llamé para mi último disco”, aseguró para luego agregar que “él estaba más allá del bien y del mal, era un tipo irrepetible. Se va a sentir, sucede que a veces, tenemos grandes músicos y personas de las cuales me da la sensación que no se habla lo suficiente. Ese es el caso de Argentino Luna. Siempre me estaba enseñando, es un maestro para mí”, afirmó la folclorista.
“Él nos abrió las puertas a la radio cuando nosotros no éramos nadie”, recuerda Mario Teruel, uno de Los Nocheros, conjunto que tiene un especial cariño para con Luna. El vocalista señala que la muerte de Argentino le produjo “un inmenso dolor” y afirma que “se fue un gran defensor de las tradiciones: si por él fuera, las giras las hubiera hecho a caballo”.
