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El viaje a la isla de Caras estaba pactado para los dos. Sin embargo, una semana antes de partir, la actriz Soledad Fandiño cambió la reserva hecha a nombre de Cabré y, en su lugar, puso a Verónica, una de sus mejores amigas. La maniobra generó sospechas, pero el buen rating de la tira “Botineras” y la imposibilidad de remarcar su intensa agenda de grabaciones era una excusa válida.
En la Isla, y fiel a su naturaleza, Soledad estuvo siempre con una sonrisa. Apenas el brillo apagado de sus ojos y su mirada caída, delante de un observador atento, podían dar un indicio de que algo no andaba bien. Sin embargo, hasta el momento de la entrevista, era difícil suponer que Nicolás, “el gran amor de mi vida y mi gran compañero”, como ella tantas veces repitió, había dejado de serlo.
La confesión la hizo casi al final del cuestionario.
—Hizo la obra “Alicia en el país de las maravillas”, ¿cómo sería el país de las maravillas de Soledad?
—Trabajando de lo que me gusta, haciendo cosas que tengo pendientes como filmar una película, y ser actriz,
que es lo que me hace feliz. Eso me gusta mucho. Y compartir con la gente que quiero, mi familia y mis amigos…
—Y con su novio…
—En este momento, prefiero no hablar mucho de eso porque… estamos separados… es algo reciente y me cuesta hablar…
—¿Desde cuándo?
—Prefiero no hablar del tema. Los dos estamos expuestos.
—¿Cómo está usted?
—Perdón, pero no me hace bien hablar.
Fuente: Revista Caras.
